Los miles de yihadistas mezclados entre civiles retrasan el asalto a Idlib

Putin y Erdogan se reúnen mañana en Sochi para decidir sobre el posible ataque

Varias personas ondean banderas sirias revolucionarias durante una protesta en la provincia de Idlib EFE

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Idlib mira a Sochi, la ciudad rusa en la que Vladimir Putin recibirá en 24 horas a Recep Tayyip Erdogan en un nuevo encuentro para intentar evitar una operación militar a gran escala. Es la segunda cumbre internacional en apenas doce días, tras la celebrada en Teherán con la presencia también de Irán, para debatir el futuro de la última provincia de Siria fuera del control de Damasco. Cuando la ofensiva del Ejército sirio y sus fuerzas aliadas contra este bastión de Al Qaida parecía inminente, la diplomacia ha logrado poner en pausa un asalto que podría provocar «la peor crisis humanitaria del siglo XXI» , en palabras del secretario general adjunto de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Mark Lowcock.

Tras siete años de guerra y más de medio millón de muertos , Idlib, en plena frontera con Turquía, se ha convertido en el lugar al que han ido llegando milicianos de los distintos grupos armados de la oposición tras rendirse en lugares como Alepo, Guta o Daraa. Se estima que 70.000 combatientes , de ellos 10.000 del brazo sirio de Al Qaida, según el enviado especial de la ONU para Siria, Stafan de Mistura, se atrincheran entre tres millones de civiles.

El organismo internacional alerta del riesgo de que los combates provoque al menos 900.000 desplazados , por lo que sus agencias trabajan contra reloj para dar una respuesta urgente si es necesario. Hasta ahora 30.000 civiles han dejado Idlib y han encontrado refugio en zonas bajo control opositor fronterizas con Turquía, como el cantón kurdo de Afrín o el norte de Alepo. Erdogan ha reforzado la presencia militar en la frontera y advierte de que no aceptará más refugiados, porque ya cuenta con 3,5 millones de sirios.

Salida de los yihadistas

Rusia exige la salida de los milicianos que pertenezcan a grupos considerados «terroristas» por todas las partes, como Al Qaida, sobre todo porque amenazan la seguridad de sus bases en la vecina Latakia. Desde Ankara intentan cerrar un acuerdo con los diferentes grupos armados a los que han apadrinado desde el inicio de la guerra. El objetivo turco sería que sus milicias leales expulsen a los miles de combatientes de Al Qaida, incluidos los yihadistas extranjeros, pero se desconoce cuál sería su destino final.

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