Manifestantes protestan contra el Gobierno del presidente Michel Temer, ayer en Sao Paulo
Manifestantes protestan contra el Gobierno del presidente Michel Temer, ayer en Sao Paulo - EFE

Miles de brasileños protestan contra la ley de austeridad aprobada en el Congreso

Las manifestaciones complican aun más la situación de Michel Temer, enredado en denuncias de corrupción

CORRESPONSAL EN SAO PAULO Actualizado: Guardar
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La aprobación en el Congreso de un impopular paquete de austeridad que controlará los gastos públicos por dos décadas, y debe limitar los gastos sociales, principalmente en la educación y sanidad, provocó violentas protestas callejeras en por lo menos quince ciudades brasileñas. En São Paulo, manifestantes lanzaron bombas caseras y rompieron los vidrios del imponente edificio de la Fiesp, la federación de industrias, que fue uno de los iconos de las protestas contra Dilma Rousseff, que terminaron con su destitución, en agosto.

Millares de manifestantes salieron a las calles apenas se confirmó la aprobación de la medida en el Senado en importantes ciudades brasileñas como São Paulo, Brasilia, Río de Janeiro y Salvador, con apoyo de movimientos sociales y centrales sindicales.

La policía detuvo decenas de manifestantes, principalmente en la capital, Brasilia.

«Lo que el parlamento aprobó va contra los deseos de la población, y la reacción va a aumentar», advirtió el principal líder de las protestas en São Paulo, Guilherme Boulos, del Frente Pueblo Sin Miedo. En São Paulo, el corazón de las protestas fue en la Avenida Paulista, centro financiero de la ciudad, donde marcharon unas cinco mil personas.

Impopular y acosado

Impopular y acosado por denuncias de corrupción que lo citan en las investigaciones de la Operación Lavacoches, el presidente Michel Temer, insiste en que la ley aprobada es urgente para sacar al país de una grave recesión. La medida, que congela los gastos públicos por 20 años y los limita a la inflación del año anterior, debe ser promulgada el jueves, y ha sido el principal blanco de protestas contra el actual Gobierno.

Por más que trate de justificar la necesidad de los cortes de gastos frente a una grave crisis económica y un alto desempleo, Temer y su equipo no han conseguido convencer a la población en medio de un sinfín de denuncias , las mismas que derribaron a Rousseff y su Partido de los Trabajadores (PT) y siguen salpicándole al actual Gobierno heredero de la crisis económica y política. El miércoles, diarios brasileños informaron que Temer es citado en la confesión de Marcelo Odebrecht, el principal ejecutivo preso en la Lavacoches, por haberle pedido, según él, 10 millones de reales, unos 3 millones de euros, para su partido.

Ley de pensiones

De otro lado, una encuesta del instituto Datafolha, publicada este fin de semana, ya anunciaba que el decreto aprobado el martes no tenía apoyo del 60% de los brasileños, que también están contra otras propuestas de Temer como el fin de la enseñanza obligatoria de filosofía, y de sociología y política en las escuelas, así como de una nueva ley de pensiones, que sólo da derecho de jubilación integral a quien trabaje 49 años, en un país en que la expectativa de vida es de 75.

La misma Datafolha, encuestadora del diario Folha de São Paulo, difundió el domingo que la popularidad de Temer, de quien se esperaba un Gobierno de salvación, se ha desplomado en los últimos cinco meses. Los 31% que consideraban su Gobierno malo o pésimo, ahora suman un 51%, mientras sólo un 10% aún creen en él. Citado en las mismas investigaciones que derribaron a sus antiguos aliados del PT, el ex vicepresidente de Rousseff, ya sufre también con las presiones que piden su renuncia o su destitución.

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