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Michael Cohen, la caída del hombre que hubiera recibido un disparo por Trump

El drama de Trump es que los usos y costumbres de los negocios neoyorquinos no le han servido cuando ha llegado al poder

David Alandete

Hace apenas un año, Michael Cohen dijo que se hubiera interpuesto entre su jefe y una bala, tal era su lealtad a Donald Trump, para quien trabajaba desde 2006. Pero como suele suceder en el gran plató de telerrealidad en el que el presidente ha convertido Washington, quien ayer era su más fiel aliado es hoy su peor enemigo.

El drama de Trump es que los usos y costumbres de los negocios neoyorquinos no le han servido cuando ha llegado al poder. Pequeños apaños que antes hubieran sido secretos son hoy objeto de interés del FBI y del fiscal especial Robert Mueller . Y éste ha sabido ir a quebrar el eslabón más débil de una cadena de delitos que acaba a las puertas mismas de la Casa Blanca: el de su abogado.

Cohen (Nueva York, 1966) admitió este miércoles ante el juez que rompió varias veces la ley para proteger a su cliente. Seguramente lo hizo en muchas otras ocasiones cuando Trump era sólo empresario, pero a la fiscalía lo que le importa son las veces en que mintió y cometió fraude para proteger a Trump cuando este ya aspiraba a ser presidente de la primera potencia mundial.

Queda probado ahora que Cohen pagó 130.000 dólares (114.000 euros) a la actriz pornográfica Stormy Daniels y otros 150.000 dólares a la modelo Karen McDougal para que ambas mantuvieran en secreto sus relaciones con Trump cuando este ya estaba casado con su actual mujer, Melania.

Ambos pagos ocurrieron en 2016, durante la campaña electoral, y ni Trump ni Cohen los declararon, por lo que la fiscalía neoyorquina considera probado que defraudaron al fisco.

En otra causa separada, Mueller acusa a Cohen de mentir bajo juramento en una vista oral en el Capitolio, en la que negó que Trump hubiera intentado construir un rascacielos en Moscú. Ahora, el condenado admite que mintió y que sí contactó con el Kremlin buscando que facilitara los permisos de construcción.

Entonces Cohen dijo en una entrevista a Vanity Fair que «tomaría una bala por el presidente ». De hecho, días después mintió por él bajo juramento. Tal vez hubiera llegado más lejos si Mueller y la fiscalía no hubieran decidido presentar cargos contra él, y no contra su jefe.

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