La canciller alemana, Angela Merkel y Recep Tayyip Erdogan
La canciller alemana, Angela Merkel y Recep Tayyip Erdogan - REUTERS

Merkel, misión imposible en Turquía

La canciller alemana viaja en un momento de tensa relación con el gobierno de Erdogan y con la difícil misión de asentar las aguas

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
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La canciller alemana, Angela Merkel viaja este jueves a Turquía en un momento de relación tensa con el gobierno de Recep Tayyip Erdogan y con la difícil misión de asentar las aguas. Durante el último año se han multiplicado los conflictos entre Alemania y Turquía debido al pacto migratorio con la UE, que Ankara amenaza reiteradamente con romper, y la lucha antiterrorista, debido al malestar que causa en Berlín el doble juego que Erdogan parece estar practicando. Alemania critica en cada ocasión que se presenta las medidas represivas de Erdogan tras el golpe de estado militar y el parlamento alemán ha insultado la memoria histórica turca al declarar recientemente «genocidio» la masacre cometida en 1915 en Armenia por el imperio otomano, de modo que la oposición turca considera la visita de Merkel una «afrenta» y el gobierno se muestra dispuesto a superar estos roces si la canciller alemana se compromete a eximir del requisito de visado a los ciudadanos turcos que deseen entrar en la UE y si accede a una transferencia de 6.000 millones de euros en concepto de ayudas para gestionar la crisis de los refugiados.

Para terminar de complicar las cosas, Merkel viaja con unos cuantos encargos en la cartera de la economía alemana, con abundantes intereses en el Bósforo. «Nadie puede permitirse una ruptura del diálogo, porque la dependencia económica y política es demasiado grande», asegura el presidente de la Cámara de Comercio Germano-Turca de Estambul, Jan Nöther, que recuerda que Alemania es el principal inversor extranjero en Turquía, con 6.700 empresas alemanas en su territorio, el 13% de todas sus filiales fuera de territorio alemán. Merkel también debe promover una posible inversión alemana en la base turca de Incirlik, utilizada en el marco de la OTAN por la aviación germana en la lucha contra Daesh en Siria.

Hay además puntuales temas extremadamente espinosos y que dificultan la respuesta sobre la elección del momento de la visita por parte de Merkel. Decenas de militares turcos destinados en Alemania han presentado solicitud de asilo, huyendo de Erdogan, y el ministro de Defensa turco, Fikri Isik, ha dejado claro que sería «inaceptable» que Alemania diera trámite a estas solicitudes, aunque no es una decisión política y Merkel realmente no puede influir en esta cuestión administrativa. Y por si fuera poco, Turquía va camino a un referéndum y su visita podría ser leída como un gesto de apoyo político a Erdogan.

Ante la incertidumbre que ha generado este viaje y la misión imposible de Merkel, el ministro de Interior alemán, Thomas de Maiziére, ha tratado de restar tensión a la visita, ha defendido la «corrección» del viaje y ha recordado que «Merkel no necesita consejos y sabe perfectamente lo que tiene que hacer en Turquía».

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