Merkel impone sus condiciones en el debate televisado

El del domingo será el único debate en el que se enfrentarán cara a cara el candidato socialdemócrata, Martin Schulz, y la canciller alemana

Angela Merkel y Martin Schulz se enfrentarán en un debate televisado el domingo AFP

ROSALÍA SÁNCHEZ

«Nosotros hubiéramos querido hacer dos debates, no solamente uno, y hubiésemos querido flexibilizar el formato, para dar algo más de cancha a la espontaneidad, pero nos reunimos en tres ocasiones con los equipos de los dos candidatos y el de la canciller fue muy claro: o se mantenían las normas de los anteriores debates, en anteriores campañas electorales, o no había debate». Así ha resumido el redactor jefe de la televisión pública alemana, Peter Frey , las negociaciones en las que Merkel se ha salido con la suya de cara al único debate en el que se enfrentarán cara a cara el candidato socialdemócrata, Martin Schulz, y la canciller alemana en la noche del domingo.

«No es que hayamos sucumbido a presiones», ha justificado Frey, «aquí lo que ha habido es una decisión, podíamos decidir que hubiera debate o que no hubiera debate y en consideración a los 20 millones de espectadores que lo verán el domingo por la noche hemos decidido que es mejor que haya debate». Merkel por su parte ha rechazado las críticas por haberse mostrado tan intransigente diciendo que es “un buen estilo hablar todos acerca de las posibles modalidades sobre cómo se pueden hacer las cosas”, pero que «La libertad para decidir sobre aceptar o no la invitación a un programa es siempre tan importante como la libertad de prensa y la independencia”.

Los organizadores del debate habían planeado cambiar el formato de forma que quedase dividido en dos sesiones de 45 minutos cada una por cada pareja de moderadores, que en total son cuatro y representan a las cuatro grandes cadenas de televisión que emitirán el programa en directo. Los representantes de la canciller, incluido el portavoz del gobierno Steffen Seibert, rechazaron la participación de la canciller bajo estas condiciones y, finalmente, ocho moderadores de cuatro canales de televisión contarán con sesiones más breves, similares a la elección de hace cuatro años.

E l ex editor jefe de la ZDF, Nikolaus Brender, ha acusado a Merkel de haber convertido el debate televisivo en un «formato de canciller» y habló de «chantaje» a las cadenas de televisión, pero los responsables del debate han rebajado esas críticas en una rueda de prensa ofrecida esta mañana y en la que, desde cada uno de los moderadores, hasta los responsables de la realización y la iluminación han respondido a las preguntas de los periodistas.

«Todavía podemos darle la vuelta», ha dicho Martin Schulz en una entrevista esta mañana sobre las posibilidades que ofrece el debate en televisión, «tengan en cuenta que el 46% del electorado no ha decidido todavía su voto». Pero lo cierto es que Merkel acude al debate como la política alemana mejor valorada por los ciudadanos , según el Politbarometer, que da una puntuación de 2,1 a la candidata cristianodemócrata, frente al 1,7 anterior, en una escala de simpatía cuyo baremo oscila entre los cinco puntos positivos y los cinco puntos negativos. Su rival ocupa el séptimo puesto con una puntuación de 0,7 enteros, la misma nota que en el sondeo anterior y por detrás incluso de los líderes del Partido Liberal (FDP), Christian Lidner, y de Los Verdes, Cem Ozdemir. En cuanto a porcentaje de votos, la Unión Cristianodemócrata (CDU) se alza con el 39%, mientras que el Partido Socialdemócrata (SPD) mantiene su 22%.

Los analistas alemanes consideran, por lo demás, que el debate encierra peligrosas trampas para Schulz, que se ve obligado a atacar a la canciller pero que carece de bases de crítica, por haber gobernado el SPD en la gran coalición junto a ella los últimos cuatro años. Schulz corre además el riesgo de resultar demasiado agresivo en una cultura política que aprecia la moderación y la contención . Su estrategia será sin duda arremeter en asuntos como la crisis del diésel, en la que culpa a Merkel de ponerse de lado de las empresas protagonistas del fraude del trucaje de los motores, en lugar de apoyar al consumidor, al cliente al que Volkswaen le está recomprando el coche en EE.UU. pero que en Alemania debe conformarse con un paso por el taller. Y atacará seguramente por el flanco de las pensiones, un problema ligado al cambio demográfico y para el que él plantea una gruesa reforma que Merkel trata de evitar.

Pero lo más posible es que no llegue la sangre al río. Con los cuatro partidos pequeños por debajo del 10% en las encuestas y la consiguiente dificultad para que Merkel articule un nuevo gobierno apoyándose en alguno de ellos, la posibilidad de otra gran coalición sigue sobre la mesa y será más fácil abordarla si durante la campaña hay cierto entendimiento . «Yo en estos momentos no lo veo», ha dicho Schulz sobre esa posibilidad, subrayando sus diferencias con la CDU en materia de pensiones, pero con mensajes relativamente afines en política europea, inmigración y educación.

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