poster Vídeo
Mariano Rajoy, Emmanuel Macron y Angela Merkel, en la comparecencia tras la reunión en Berlín - Efe

Merkel forma en el G-20 un frente europeo para presionar a Trump

En la cumbre del 7 y 8 de julio, los estados más poderosos del Viejo Continente defenderán el libre comercio y la lucha contra el cambio climático

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Las reuniones del G-20 suelen funcionar de la siguiente manera: la presidencia de turno presenta propuestas de acuerdo sobre ciertos temas y, si hay consenso, se firma el documento conjunto. Si no hay consenso, o se publica un documento vago y descafeinado o, sencillamente, los jefes de gobierno se despiden sin documento alguno. Y el mundo sigue girando. Esto último es lo que se teme que pueda ocurrir en la próxima cumbre de Hamburgo, dado que Donald Trump no comparte posiciones con el resto en libre comercio, protección del clima o inmigración.

Pero el funcionamiento del G-20 ha topado con la irreductible voluntad de Angela Merkel, que no está dispuesta a dejar en medias tintas asuntos que considera elementos de identidad de las democracias occidentales y que ha decidido entablar batalla diplomática contra el giro global que suponen las nuevas posiciones estadounidenses.

De ahí que este jueves, una semana antes de la cumbre del G-20, se reuniera en Berlín con los jefes de gobierno de los países europeos del club, para formar un frente unido de los estados más poderosos del Viejo Continente que haga frente a Trump. Y a juzgar por sus declaraciones, todos respaldan a Merkel, pero intentan guardar la ropa para no señalarse en un enfrentamiento con Washington.

«Todavía tenemos mucho trabajo por delante, pero vamos a intentar actuar de forma conjunta», dijo Merkel tras el encuentro, «estamos a favor del Acuerdo de París, pero trabajamos para buscar soluciones comunes». Al tiempo que sugirió la posibilidad de una declaración conjunta en la que no participe EE.UU. en uno de los puntos principales: «EE.UU. es un miembro importante del G-20 y haremos todo lo posible para trabajar de forma conjunta, aislar a un país no conduce a nada… Una declaración conjunta durante la cumbre es importante, pero los europeos no vamos a cambiar de opinión», presionó.

Unas horas antes, en una declaración ante el Bundestag, sus palabras sonaron más desafiantes: «Desde la decisión de EE.UU. de abandonar el acuerdo de París estamos más decididos que nunca a trabajar para que sea un éxito. En otras palabras: el acuerdo del clima es irreversible y no es negociable».

El presidente francés, Emmanuel Macron, recién renovado el eje franco-alemán, no quiso deslucir la escenificación de Merkel y aseguró que Europa se va a «mantener firme en el acuerdo de París» (sobre el clima) y tratará de convencer a quienes lo han abandonado de que reconsideren su decisión. «Europa debe ser coherente», aseguró Macron, que se refirió a otros grandes asuntos como el «reto migratorio» y la lucha contra el terrorismo.

Por si hay que reparar algún plato roto, Macron invitó a Trump a asistir a la celebración del 14 de julio, fiesta nacional francesa. Al igual que el resto de los presentes en Berlín, desea avances en los puntos citados, pero no un enfrentamiento abierto con EE.UU., tal y como está el panorama de la seguridad internacional.

Frente diplomático

Fuentes diplomáticas destacadas en Berlín hablaban en los pasillos de la Cancillería de lo inapropiado de la expresión «frente europeo» -aunque este exista de facto- precisamente por eso, «porque aquí no se trata de hacer un frente contra nadie, sino de afrontar retos que solo podemos afrontar juntos».

«Angela se ha tomado muy en serio esta presidencia del G-20, y por supuesto que vamos a sostener ese gran esfuerzo diplomático; malo ha de ser que no hallemos la fórmula», dijo el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, que obtuvo un compromiso de apoyo para gestionar la masiva llegada de refugiados a su territorio.Similar fue el discurso de sus homólogos de Holanda y Noruega.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, fueron algo más contundentes.

Ver los comentarios