«Los medios salvadoreños se enfrentan a un momento duro en el que necesitarán mucha fuerza y unidad»

La periodista salvadoreña Carmen Valeria Escobar forma parte del III programa de acogida de Reporteros Sin Fronteras

Carmen Valeria Escobar RSF
Susana Gaviña

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Carmen Valeria Escobar no nació con vocación periodística. Esta despertó cuando cayó en sus manos el libro «Esclavas del poder» (2010), de la periodista y escritora mexicana Lydia Cacho . Una mujer perseguida por su compromiso con los derechos de las mujeres y los niños, objeto de abusos y tráfico sexual en su país, México. «Me gustó mucho aquel libro. En ese momento pensé que yo quería hacer eso. Después se me presentó la oportunidad de trabajar en 'El faro'. Se puede decir que yo no encontré el periodismo, sino que el periodismo me encontró a mí», bromea.

Escobar, como Cacho, también se decantó por temas de género, de la comunidad LGTB, y se implicó en la denuncia de los abusos contra las minorías de su país, El Salvador. Pero la vida la llevó también por otros derroteros, como el difícil y peligroso camino de investigar al poder. Durante dos años -entre 2017 y 2019- colaboró en 'El Faro', un medio digital de investigación de gran prestigio en El Salvador, y que se ha convertido en una auténtica pesadilla para el presidente Nayib Bukele. «Allí trabajé en una sección llamada el Observatorio Legislativo». Más tarde se unió a otro proyecto de más reciente creación, la revista «GatoEncerrado», una publicación digital especializada en género, medio ambiente y verificación del discurso público.

Su trabajo ha dejado al descubierto la corrupción de un gobierno bisoño, como el que lidera Nayib Bukele, el hombre que se presentó ante el pueblo salvadoreño como la solución a un problema endémico en el país y en la región: la corrupción. Sin embargo, en apenas 20 meses, el presidente millennial, tuitero y que ha sido calificado por algunos analistas como un «caudillo de nuevo cuño» ha hecho añicos algunas de esas promesas, aunque muchos no lo vean, cegados por el mensaje de un líder que maneja con extremada eficacia las redes sociales y sus medios de comunicación (creados para contrarrestar la información que le cuestiona).

En 'GatoEncerrado' Escobar publicó un par de informaciones sobre la corrupción del ministro de Salud, Francisco Alabí, durante la cuarentena «en la que benefició a su familia con la compra de insumos médicos», relata a ABC. «Una cosa es descubrir la corrupción en otros ministros, el de Agricultura o Relaciones Exteriores, algo que es condenable, pero otra cosa es hacerlo con el ministro de Salud en medio de una pandemia. Él es un médico que ha hecho un juramento, en el que pone la salud y la vida de los pacientes por delante de todo lo demás. Lucrarse de eso me parece terrible», denuncia Escobar, en Madrid, donde aterrerizó el pasado mes de enero para integrarse en el III programa de acogida de periodistas de América Latina de Reporteros sin Fronteras , para informadores que viven en países en conflicto o donde ejercer esta profesión supone un alto riesgo para su vida.

«El periodismo es más robusto, y nos permite conocer mecanismos para poder perseguir e investigar la corrupción»

Escobar reconoce que una de las cosas que más ha sorprendido a los periodistas sobre el Gobierno de Bukele ha sido «lo rápido que han surgido los casos de corrupción, en comparación con otros años». Algo que atribuye, en parte, a que ahora el «periodismo es más robusto, y nos permite conocer mecanismos para poder perseguir e investigar la corrupción. Pero también creo que ha sido porque se trata de un Gobierno que tampoco ha intentado esconderla . Mucha de la información estaba colgada en internet para que todos la viéramos. Era cuestión de tiempo», asevera. La periodista recuerda que durante la pandemia cada semana aparecía un caso de corrupción nuevo. «Millones de dólares malversados... Yo dejé de llevar la cuenta». La ausencia de miedo a ser descubiertos -o la seguridad de una completa impunidad- no ha frenado estas actuaciones «porque ellos imponen su relato».

Presidente autoritario

Haber desvelado estos casos de corrupción ha tenido consecuencias serias para la periodista, que ha visto como su propia familia era víctima de represalias. Escobar reconoce que desde que Bukele es presidente los medios de comunicación han entrado en un periodo de «sombras». «Estamos más alerta porque hemos visto el crecimiento de un presidente autoritario. Estos son indicios que ya se produjeron hace mucho tiempo, como cuando no dejó entrar a un periodista a una rueda de prensa cuando era alcalde. Eran síntomas», recuerda. Ahora los medios de comunicación se enfrentan a un «momento duro y cuesta arriba, en el que vamos a necesitar mucha fuerza y mucha unidad».

Si bien reconoce que el medio con el colabora, 'GatoEncerrado', no ha sufrido los peores embistes del poder, «porque somos los más nuevos», otros, con más presencia e historia, como 'El Faro', que desveló, entre otras investigaciones, las negociaciones de Bukele con las maras, han tenido que recurrir a la justicia para ser amparados frente al acoso de instituciones del Estado como el ministerio de Hacienda.

País militarizado

En cuanto a qué otros cambios ha sufrido El Salvador en los últimos 20 meses, Escobar asegura que «se ha convertido en un país mucho más militar, y ya lo era mucho. En la Administración de Bukele la presencia de militares y policías se ha visto exacerbada en un 300%. Están en todos lados. Algo que resulta curioso en un país que ha sufrido una guerra civil muy recientemente (el Acuerdo de Paz fue firmado en 1992)». A esto se suma un «mayor desdén por las leyes», así como un importante aumento de la «violencia digital contra las mujeres», señala.

A pesar de este giro, el índice de popularidad del que disfruta el presidente salvadoreño es inmenso, alrededor del 90%. «Bukele ha sido una persona muy astuta para entender quién es su público, a quién acercarse y con quién hablar. Él era publicista, y eso le ayuda a entender cómo funciona la gente»

«Bukele ha sido una persona muy astuta para entender quién es su público, a quién acercarse y con quién hablar. Él era publicista, y eso le ayuda a entender cómo funciona la gente»

Este apoyo popular ha quedado reflejado en las recientes elecciones legislativas, en las que su partido, Nuevas Ideas, obtuvo 56 de los 84 diputados posibles , que le dan a su partido (que hasta ese momento tan solo contaba con diez asientos en el Parlamento) mayoría calificada, lo que supone tener casi poderes absolutos . Si a estos escaños se suman los de la formación GANA, con la que se presentó en coalición, y que sumarían cinco, se acerca a lo que se llama mayoría especial, 63 asientos, que le permitiría «suspender garantías de ciertos artículos de la Constitución, que tienen que ver con detenciones administrativas» y que supondría la violación de derechos fundamentales.

Un estudio reciente mostraba como una parte considerable de la población salvadoreña prefería tener un presidente con un perfil autoritario frente a otro más moderado. «Si en El Salvador preguntas por el presidente Maximiliano Hernández Martínez , que asesinó a muchos indígenas, numerosas personas mayores te dicen que el país necesita una persona como él. ¿Por qué? Porque es gente que está muy acostumbrada al autoritarismo. Y eso se replica en ámbitos más pequeños, como la familia. Los padres ejercen una educación muy autoritaria con sus hijos. Y es lógico que eso se repita en un espacio político más grande», opina Escobar.

Uno de los éxitos de la Administración Bukele ha sido la disminución del número de asesinatos diarios , que situaban a El Salvador como uno de los países más violentos del mundo. ¿Usted ha notado ese descenso de la violencia? «No, pero creo que eso tiene que ver con muchas cosas. La violencia en El Salvador se siente en determinados lugares en los que te mueves. Existe la falsa idea de que todo el país es peligroso, y eso no es cierto. Depende de la zona. En la vida práctica sí es cierto que han bajado los homicidios, pero yo no entraría en algunas zonas que siguen tomadas (por las pandillas), la gente sigue pagando renta (a las pandillas para que no los ataquen a ellos o a sus negocios)... La realidad es que la gente sigue teniendo miedo en la calle».

Sobre la supuesta tregua alcanzada por el Gobierno de Bukele y las maras, de la que informó 'El Faro' y que el presidente ha negado repetidamente, Escobar considera que es muy distinto «negociar con ellas de manera pública» a hacerlo «a espaldas de la gente y buscando réditos electorales, por beneficios carcelarios. Esa no es una negociación correcta».

Desde que Escobar llegó a España ha repartido su tiempo siguiendo un curso de reporterismo en televisión, impartido por el Instituto de TVE, y participando en coloquios sobre la situación de los periodistas que trabajan en países con altos niveles de violencia, como es el caso de El Salvador. Cuando complete su estancia de tres meses, la periodista tiene previsto regresar a casa para seguir cuestionando al poder. «España es un lugar muy lindo, pero creo que me queda mucho periodismo que hacer en El Salvador».

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