Más de 160 detenidos en una manifestación de extrema izquierda en Berlín

La protesta había sido convocada por el movimiento okupa «Liebig34», cuyo nombre responde a la dirección de un edificio ocupado que los tribunales decidieron desalojar el pasado 30 de abril

El edificio que los okupas se resisten a abanadonar en Berlín EFE

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Una manifestación de extrema izquierda y de unos 300 participantes terminó anoche en Berlín con la detención de más de 160 personas , después de que, en las inmediaciones de la Plaza Boxhagener, los manifestantes destruyesen mobiliario público e incendiasen vehículos, bicicletas y patines eléctricos sirviéndose de pirotecnia. El dispositivo policial de 350 agentes que acompañaba la manifestación intervino cuando varios policías fueron heridos en la calle Rigaer Strasse, en el distrito de Friedrichshain, y los detenidos han pasado la noche en diversas instalaciones policiales de la capital alemana.

La manifestación había sido convocada por el movimiento okupa «Liebig34», cuyo nombre responde a la dirección de un edificio ocupado que los tribunales decidieron desalojar el pasado 30 de abril. El fallo fue recurrido y se espera que la sentencia definitiva del tribunal de distrito sea emitida hoy miércoles

El colectivo «Liebig34», que se describe a sí mismo como un «proyecto de ocupación feminista y anarquista», ha anunciado que ignorará el proceso y no abandonará el edificio , sino que continuará luchando contra lo que sus miembros denominan la «venta total de Berlín». El contrato por el que el dueño del edificio había alquilado el espacio, además de que los pagos del alquiler no se cumplían, finalizó en 2018. El juicio comenzó en noviembre de 2019, después de que los ocupas atacasen con ácido butírico el automóvil de uno de los abogados demandantes, al que la página web de extrema izquierda Indymedia acusaba de «estar haciendo el trabajo sucio para los más oscuros intereses inmobiliarios de la ciudad». El tribunal regional también fue objeto de varios ataques y pintadas, hasta que se trasladó el caso a un tribunal penal con mayores medidas de seguridad.

«Liebig 34» es uno de los últimos símbolos de la escena autónoma okupa de Berlín, que emergió a finales de 1980, principios de 1981, con la ocupación de unas 140 casas , ante la aparente ausencia de reacción por parte del Estado. Eran los años de la Guerra Fría, Berlín era el escaparate en el que los sistemas enfrentados escenificaban sus posiciones y la ocupación de edificios no era un asunto en el que la autoridades deseasen malgastar esfuerzos. Al fin y al cabo, en aquellos años muchos barrios de Berlín estaban habitados solamente a la fuerza, porque lo que la población quería era escapar.

Décadas de movimiento

El movimiento okupa basaba sus argumentos en la lucha de clases, pero no cobró realmente fuerza hasta la caída del Muro de Berlín, cuando muchos barrios de la parte oriental de la ciudad quedaron desiertos y las viviendas fueron ocupadas por grupos de personas que llegaban del oeste. En pocos años, sin embargo, comenzaron las negociaciones forzadas por los propietarios y los desalojos, pero algunos grupos han resistido hasta hoy y han cobrado vitalidad desde que gobierna en la ciudad-estado el socialdemócrata Michael Müller, en coalición con el partido de extrema izquierda Die Linke (La Izquierda), una escisión del SPD que se coaligó con los excomunistas de la RDA reciclados a la política democrática después de la reunificación alemana. Las antiguas casas okupadas tienen contratos a un precio sustancialmente menor que el resto y en ellas se sigue manteniendo el funcionamiento por asamblea. A pesar de estar en muchos casos legalizadas, tienen cierto carácter de gueto y a menudo incurren en ilegalidades, lo que ocasiona una constante tensión con las autoridades y el resto de vecinos.

Uno de los últimos bastiones okupas en caer fue el Tacheles, en Mitte, finalmente desalojado en medio de batallas campales con la policía en 2011 y que reabrirá sus puertas en marzo de 2022, ya con el proyecto de renovación del arquitecto Sebastian Klatt conlcuido, dando cabida a viviendas, un centro comercial e incluso al estudio de fotografía sueco Fotografiska, todavía en negociaciones con los propietarios. «No vamos a permitir esta vez que pase como con el Tacheles», dice Mika Kauber, uno de los miembros de «Liebig 34» a una emisora de radio local, «o al menos vamos a hacer mucho, mucho ruido , antes de permitir que Berlín sea tomada por el capitalismo salvaje, porque entonces echarán a la geste, a los habitantes de Berlín, y sus derechos ya no serán respetados».

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