El magnate Eike Batista ingresa en prisión nada más volver a Brasil por el escándalo Lavacoches

El empresario llegó a ser considerado el hombre más rico del país, estaba en Nueva York y figuraba en la lista roja de Interpol

Está acusado de haber lavado al menos 6 millones de euros en la trama de corrupción surgida en Petrobras

Corresponsal en Sao Paulo Actualizado: Guardar
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El magnate Eike Batista, que fue considerado el hombre más rico de Brasil e incluso figuró en la lista de las principales fortunas del mundo, se ha entregado este lunes a la Policía de Río de Janeiro, tras denuncias que lo conectan al escándalo Lavacoches, la gigantesca red de corrupción nacida en la estatal Petrobras. Batista, que ahora constaba en la lista roja de Interpol, estaba prófugo en Nueva York y fue detenido en el mismo aeropuerto, al llegar a Brasil.

Egocéntrico y megalómano, el millonario que llegó a donar dinero a Madonna para obras de caridad en Río, vio sus negocios multiplicarse durante los gobiernos de Fernando Henrique Cardoso e Luiz Inácio Lula da Silva, gracias a concesiones y financiación en proyectos de minería y energía.

«Estoy volviendo para responder ante la Justicia, como es mi deber me estoy entregando», declaró el millonario en una entrevista difundida por la cadena de televisión Globo, realizada en la zona de embarque del aeropuerto internacional John F. Kennedy, en Nueva York. «Me estoy entregando», resaltó el empresario antes de abordar el vuelo 973 de American Airlines, mientras era rodeado por brasileños que querían sacarse «selfies» con él.

Del aeropuerto Tom Jobim, en Río de Janeiro, Batista fue trasladado al Instituto Médico Legal (IML), donde fue sometido a una revisión, y de allí a la prisión Ary Franco, una de las más peligrosas de Brasil. Allí le afeitaron la cabeza e ingresó en una celda común. Antes de entregarse, el magnate negoció con la Policía la posibilidad de ser transferido a una celda especial, un beneficio que en Brasil sólo está al alcance de quienes posean un diploma universitario, que no es su caso.

El abogado de Batista, Fernando Martins, informó de que definirá la línea de la defensa y que la principal preocupación es preservar la integridad física de su cliente. Poco después Batista fue trasladado a Bangú 9, una cárcel con algo más de seguridad, sin miembros de bandas criminales, pero también en una celda común con otros cinco presos.

En una entrevista exclusiva al periodista Henrique Gomes, del diario O Globo, que viajó a su lado en la clase ejecutiva, el magnate brasileño ofreció algunas pistas sobre el caso: aseguró que la trama de corrupción de los gobiernos es mucho más grande de lo que se imagina y que los políticos lo presionaban para que les prestase su avión. Según Batista, los empresarios brasileños son víctimas de políticos corruptos.

Batista, dueño de un conglomerado que incluía empresas mineras, petroleras, de infraestructura y hasta un elegante restaurante chino en Río de Janeiro, subrayó que no es culpable de las acusaciones que pesan contra él y apuntó que la responsabilidad era de sus asesores. «Mostraré cómo son las cosas», afirmó.

Con el exgobernador Sergio Cabral

El empresario, de 60 años, está acusado de lavar al menos 6 millones de euros en la trama de corrupción que también involucra al exgobernador de Río de Janeiro Sergio Cabral (2007-13) y su esposa, Adriana Ancelmo, presos desde el pasado diciembre por desviar casi 100 millones de euros.

La prisión contra Eiko Batista fue decretada el pasado jueves, cuando ya se encontraba en Nueva York. Es el tercer encarcelamiento de un gran empresario brasileño, después de los casos de Marcelo Odebrecht, preso hace dos años, y de André Esteves, el mayor banquero de inversiones de Brasil, que pasó algunos días en la cárcel por la misma trama. La presidenta de la Corte Suprema, Carmen Lucia Rocha, aceptó el lunes las confesiones de 77 ejecutivos de Odebrecht, incluso del propio Marcelo Odebrecht, que pueden proporcionar nuevas pistas sobre el mayor escándalo de la historia de Brasil.

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