Las «Madres Tigre» de Hong Kong sacan las garras tras el asalto al Parlamento

Una concentración de familias para apoyar a los jóvenes que tomaron el Consejo Legislativo abre otro fin de semana de protestas contra la ley de extradición a China, suspendida pero no retirada totalmente

Protesta de madres en Hong Kong en apoyo de sus hijos Reuters
Pablo M. Díez

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En Asia, y muy especialmente en China , la educación de los hijos tiene fama de ser mucho más estricta que en Occidente. Aunque ese es el mito que ha construido el polémico libro «Madre Tigre, Hijos Leones», de Amy Chua, en Hong Kong llevamos casi un mes presenciando unas imágenes sorprendentes: miles de jóvenes y adolescentes con cascos de albañil y máscaras tomando las calles en protestas políticas, cercando a la Policía y, como ocurrió el lunes, asaltando el Parlamento local .

A pesar de los destrozos en el edificio y los posteriores enfrentamientos con los antidisturbios, las «Madres Tigre» de Hong Kong han salido en defensa de sus «Hijos Leones», sacando las garras contra el Gobierno. Bajo el lema «Una vida vale más que los cristales rotos», varios miles de personas se concentraron este viernes en el centro de la isla para volver a reclamar la retirada total de la polémica ley de extradición a China, ahora suspendida. Mientras los organizadores cifraban la asistencia en 8.000 personas, la Policía la rebajaba hasta las 1.300. Al margen de estas discrepancias ya habituales, el mensaje volvió a sonar igual de claro.

«No han sido los chicos quienes han roto la ley asaltando el Parlamento, sino la jefa del Gobierno local, Carrie Lam, que no escucha al pueblo», criticó una de las portavoces, la señora Li , ante el público, congregado en los jardines de Chater bajo los espectaculares rascacielos con neones del Distrito Central.

Con esta concentración arranca otro fin de semana de movilizaciones, que continúa el sábado con una vigilia por las tres personas que se han suicidado para protestar contra la ley de extradición y concluye el domingo con una manifestación en la zona de Kowloon, al otro lado de la bahía, que se plantará ante el tren de alta velocidad a China continental, muy criticado en Hong Kong.

En medio de un ambiente festivo, que intercalaba las canciones con las críticas al autoritario régimen chino, la concentración de madres ha reclamado a la Policía que no presente cargos por «disturbios» contra los detenidos, ya que ese delito conlleva una pena de diez años y podría arruinarle la vida a muchos jóvenes. A los padres se les presenta un dilema moral , ya que censuran el vandalismo en la sede del Consejo Legislativo (Legco), pero entienden a los jóvenes porque comparten su causa política. A pesar de sus ruegos, la Policía ha recogido huellas y ADN en el caos del Parlamento y amenaza con buscar a los asaltantes.

«La gente joven está muy enfadada»

«No me gusta que hayan usado la violencia. Pero, ¿por qué lo han hecho? Porque el Gobierno no ha respondido a la gente, incluso aunque han salido a la calle millones de personas», explicaba a ABC un concejal de distrito, Choy Chak-ung , cuyo hijo de 19 años participó en el asedio al Parlamento. Aunque asegura que no entró en el edificio, sino que solo estaba vigilando por si venía la Policía, entiende que otros lo hicieran, porque «la gente joven está muy enfadada, ya que han hecho muchas cosas de forma pacífica y han perdido la esperanza por la falta de respuesta del Gobierno».

Lo mismo opina Flora , una comerciante de 40 años que tiene un hijo de cinco. «Tenemos que apoyar a los jóvenes, porque quiero que mi hijo sea libre en el futuro, no como en China. Pero en Hong Kong tememos perder nuestras libertades en 2047», dice refiriéndose a la fecha en que acabará el modelo de «un país, dos sistemas», establecido tras las devolución por parte del Reino Unido a China hace ahora 22 años.

Por miedo a la vida bajo el régimen del Partido Comunista, la enfermera Carmen Fong , que ahora tiene 60 años, asegura que en ese momento decidió no tener hijos. Para quienes sí los tuvieron, como la empleada de hotel Fiona Jones , la cuestión ahora es acompañarlos en las protestas para que no resulten heridos. «Si mi hija, de 15 años, me dice que va a invadir el Parlamento, iré con ella para que no esté sola», promete bajo las luces de los móviles que se balancean en la oscuridad mientras las «Madres Tigre» de Hong Kong cantan por el futuro en libertad de sus «Hijos Leones». Aunque sean unas fieras capaces de destrozar un Parlamento.

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