Macron y Le Pen se dedican críticas apocalípticas al cerrar la campaña

Acusaciones de odio, división y decadencia entre los candidatos a la presidencia de Francia

Macron en su cierre de campaña en Figeac AFP

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Emmanuel Macron y Marine Le Pen no creen en los sondeos, y terminaron la campaña, la tarde-noche de ayer, en términos apocalípticos: el presidente teme el riesgo de una «guerra civil» atizada por el «odio y la división» si gana la candidata de extrema derecha, que le responde pidiendo un voto de «salvación» para Francia, víctima de la «religión apátrida de Europa y el mundialismo».

Cuando los sondeos anunciaban su posible victoria, el domingo, en la segunda y decisiva vuelta electoral, por 57% frente a 43% , Macron decía desconfiar profundamente: «En su día, millones de ingleses no sabían que iban a votar el Brexit, la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Por las mismas fechas, muchos norteamericanos no sabían que iban a elegir a un presidente que cambió la vida de una parte de la humanidad, Donald Trump. No nos confundamos. Los sondeos no deciden el destino de Francia. Son los franceses quieren decidirán el destino que desean para su patria».

Durante su último mitin de campaña en Figeac (13.400 habitantes), en la región de Occitania, en el corazón de la Francia de los trovadores, Macron avanzó las grandes líneas de su futuro proyecto gubernamental, criticando severamente a su adversaria: «Las grandes prioridades inmediatas serán la juventud y la sanidad , la defensa de la unidad nacional, la soberanía de Francia en una Europa soberana. El odio y la división son semillas de guerra civil . En materia ecológica, energética, social, poder adquisitivo, la señora Le Pen propone humo tóxico que tendría un coste devastador para Francia y para Europa».

Los votos agrícolas

Dirigiéndose a un electorado rural , inquieto por el futuro de la Francia agrícola más humilde y tradicional, Macron lanzó una nueva ofensiva hacia los electores que sienten la tentación de los extremos populistas: «No preservaremos la unidad de Francia con mentiras. El progreso social hay que conseguirlo con mejores políticas económicas y agrarias».

Víctima de un retroceso espectacular en las intenciones de voto, cotizándose como posible perdedora en la segunda vuelta, Marine Le Pen no tiró la toalla , ni mucho menos. En campaña muy agria, siempre, en el norte, en pueblos como Hénin-Baumont (26.000 habitantes), antiguo feudo comunista convertido en feudo de extrema derecha desde hace años, Le Pen resumió el alcance del voto final de este modo: «El domingo, los franceses tendrán que tomar una decisión histórica: e legir entre Francia y Macron, que es el principal responsable de la decadencia nacional , del empobrecimiento de millones de franceses, de la pérdida de nuestra soberanía nacional».

La Francia que trabaja

En otra ciudad de los Altos de Francia, Etaples (11.000 habitantes), la candidata de extrema derecha presentó a su adversario como una suerte de «demonio» amenazante para la «supervivencia» misma de Francia, empobrecida: «Nuestra soberanía ha quedado en manos de Europa y Estados Unidos. Las políticas de Macron han empobrecido a millones de franceses que no pueden llegar a fin de mes, después de trabajar toda la vida, para cobrar pensiones muy modestas. Yo representó a la Francia que trabaja, la Francia más humilde . Otros cinco años con Macron sería insufribles para muchos franceses».

Sin duda, Macron y Le Pen exageran un poco o un mucho, según los puntos de vista. Ambos coinciden en un punto esencial: creen o quieren creer que los sondeos pueden equivocarse . Quizá lleven razón en ese punto capital. De ahí el todo apocalíptico de los últimos mitines populares.

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