Macron busca elevar su baja popularidad con un cambio de Gobierno

La dimisión del titular de Interior hace dos semanas fuerza los relevos en el Ejecutivo

El presidente de Francia, Emmanuel Macron EFE

Esta funcionalidad es sólo para registrados

En un discurso solemne a la Nación, Emmanuel Macron justificó anoche un cambio de gobi erno con la reafirmación de sus principios cardinales: « Debemos restaurar el control de nuestro destino colectivo , transformando Francia y el Estado, sin giro político, sin cambiar de rumbo ni de estrategia». Con retórica de gran ambición y referencias históricas, lamentó «las heridas, las dudas, los miedos y las cóleras que agitan» el país ante las medidas que considera «necesario tomar, ya que no fueron tomadas desde hace muchos años». «Podéis estar seguros -continuó- de que mi voluntad no ha vacilado para llevar a cabo los cambios y reformas por los que fui elegido». Dicho de manera menos grandilocuente: forzado a cambiar de gobierno, en el peor momento y en condiciones humillantes, se reafirma en unas reformas que han hundido su popularidad, abriendo un horizonte de incertidumbres.

En un caso que roza lo excepcional, un ministro del interior, Gérard Collomb, forzó su dimisión -no deseada por el presidente-, el pasado día 6, para dejar claro su rechazo personal , cuando la cota de popularidad del presidente es muy mala: entre un 65 y un 70% de opiniones negativas. Imponiendo al jefe del Estado su renuncia, Collomb forzó un cambio de gobierno que Macron ha tardado dos semanas en consumar. El presidente ha justificado el cambio, mínimo, apelando al orgullo nacional. La prosaica realidad ha sido menos «heroica»: una veintena de personalidades de izquierda moderada rechazaron amablemente la invitación a formar un nuevo gobierno destinado a «relanzar» la acción presidencial.

Figuras de bajo perfil

Personajes poco o nada conocidos y sin relieve son relevados por personajes sin relieve, poco o nada conocidos. Françoise Nyssen, desafortunada ministra de cultura, ha sido sustituida por Franck Riester, antiguo francotirador de la derecha reformista tradicional. Jacques Mézard, viejo cocodrilo «radical socialista», abandona el ministerio de la cohesión de los territorios, sustituido por Jacqueline Gourault, centrista que militó en el partido de Giscard d’Estaing. Stéphane Travert, exsocialista «contestatario» es relevado en Agricultura por Didier Guillaume, «huérfano» inconsolable de Manuel Valls. La dirección del Gobierno, con un primer ministro conservador (Edouard Philippe), la economía (con dos ministros conservadores, Bruno Le Maire y Gérald Darmanin), la diplomacia (con un antiguo socialista, Jean-Yves Le Drian), la defensa (Florence Parly, guante de seda, mano de hierro), siguen bajo la tutela de Macron, poco sensible a delegar esas funciones capitales.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación