El presidente Mauricio Macri recibe a Daniel Scioli, su rival en la segunda vuelta electoral, este viernes en la Casa Rosada
El presidente Mauricio Macri recibe a Daniel Scioli, su rival en la segunda vuelta electoral, este viernes en la Casa Rosada - EFE

Macri envía un mensaje de consenso a sus adversarios en su primer día de gestión

Se reúne con sus oponentes electorales para recuperar la normalidad democrática y pospone, de momento, el anuncio de medidas económicas

Corresponsal en Buenos Aires Actualizado: Guardar
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Todo es diferente. El presidente, Mauricio Macri, en su primer día de gestión, recibió a los candidatos que compitieron contra él en las elecciones, inauguró obras públicas en un distrito kirchnerista y en compañía de su alcalde, y acudió al Tedeum de la catedral de Buenos Aires, el oficio religioso que sus antecesores, Néstor y Cristina Kirchner, procuraron esquivar hasta que monseñor Jorge Bergoglio pasó a ser el Papa Francisco.

El Gobierno quiere aprovechar el clima de celebración y alivio que se respira en Argentina. El Ejecutivo, en estas primeras horas de luna de miel con la mayoría de los ciudadanos, reaccionó de modo contrario al que pronosticaban los malos augurios: un «shock» contrarreloj de medidas económicas.

Sin duda las tiene en cartera, pero la forma de incorporarlas no parece que vaya a ser tan inmediata como buena parte de la población temía. Léase devaluación, ajuste del gasto público, limpieza de personal «ñoqui» (los que no trabajan pero van el ultimo día del mes sólo a cobrar), disolución de departamentos creados para financiar a la militancia «K» o tirar urgente de la manta de las cuentas en rojo y de la corrupción herededa.

Argentina había perdido la costumbre de ver a sus políticos comparecer ante los medios sin restricciones

Los anuncios que afecten al bolsillo de los argentinos llegarán, pero todo parece indicar que no antes de la semana próxima. Mauricio Macri dio prioridad a la política (su equipo a la parte técnica) y a cumplir uno de sus objetivos prometidos: recuperar la unidad de los argentinos. El primer ejemplo lo dio al recibir a Daniel Scioli (Frente para la Victoria), finalista en la segunda vuelta electoral y candidato designado a dedo por Cristina Fernández. El segundo gesto fue la rueda de prensa que celebró con posterioridad Rogelio Frigerio, ministro del Interior, junto a Scioli. Argentina había perdido la costumbre de hacer comparecencias ante la prensa de forma habitual y sin restricciones.

En este escenario el excandidato y exgobernador de Buenos Aires pasó cierto apuro al ser preguntado sobre si había hablado con Macri del déficit financiero que le había dejado a María Eugenia Vidal en la provincia. Un agujero de miles de millones de pesos. Macri convocó a los cinco candidatos que compitieron en las elecciones. Sólo uno rechazó la oferta: Nicolás del Caño, del Frente de Izquierda, formación que quedó en cuarto lugar con una representación muy minoritaria. «Estamos en las antípodas», declaró para justificar su rechazo a escuchar y ser escuchado por el presidente.

La reacción de Margarita Stolbizer (GEN), con un pensamiento socialdemócrata y también en las antípodas de Macri, fue otra. «En doce años nunca fui convocada por el Gobierno. Hay que reconocer el interés de diálogo en alguien que piensa distinto. Desde la diversidad, esta predisposición, este cambio de época es quizá lo más importante».

Durante su discurso de investidura de la víspera, Macri saludó a todos los candidatos por su nombre y apellido, y propuso aprender entre todos «el arte del acuerdo». Sus palabras y la invitación las agradeció también Sergio Massa (Frente Renovador), un peronista antikirchnerista al que también se le abre un tiempo nuevo en el reordenamiento del Partido Justicialista, del que se fue de un portazo y donde el liderazgo será una batalla dura. En esta difícilmente podrá imponerse Fernández para alisar el terreno de lo que los kirchneristas llaman «operación retorno», un sueño fuera de su alcance y una pesadilla para peronistas y media Argentina.

Chantaje de «la chequera»

Los gobernadores peronistas tendrán mucho que decir en ese desafío pero antes… hablarán con Mauricio Macri. A buena parte de ellos los recibirá hoy en otro gesto de apuesta por el consenso sin traumas. Los viejos caudillos provinciales quieren recuperar el poder que el kirchnerismo les arrebató en la última década con el chantaje de «la chequera». Esto es, con el cierre o apertura del grifo de la Presidencia de la Nación para enviar los fondos que les corresponden.

En este escenario se alzan las voces para que empiece cuanto antes las auditorías que aclaren el alcance del expolio que se atribuye al kirchnerismo. Marcelo Bonelli, columnista de «Clarín», justifica el boicot de Cristina Fernández a la ceremonia de traspaso de su sucesor por la negativa de éste a garantizarle impunidad judicial a ella y a los suyos. «Cristina, yo no manejo la Justicia y no voy a poder garantizar nada», le habría respondido el presidente.

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