Lilian Tintori, en una fotografía de archivo
Lilian Tintori, en una fotografía de archivo - EFE

Lilian Tintori teme que la maten a ella, a su marido Leopoldo López y a su familia

Responsabiliza a Nicolás Maduro y Diosdado Cabello de lo malo que pueda suceder a su familia

Corresponsal en Caracas Actualizado: Guardar
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Lilian Tintori y la alcaldesa Patricia de Ceballos, esposas de Leopoldo López y Daniel Ceballos, viajaron este miércoles a Washington a denunciar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, (CIDH) el incumplimiento de las medidas cautelares otorgadas a los dos líderes opositores hace seis meses por parte del gobierno del régimen de Nicolás Maduro.

Lilian tiene una larga lista de las vejaciones a las que el sistema penitenciario ha sometido a su esposo y dos hijos desde el 18 de febrero del año pasado cuando el líder se entregó a la justicia bolivariana. Hace un mes fue condenado por instigación pública a casi 14 años de prisión.

En su cruzada por la liberación de 79 presos políticos Lilian destacó: «venimos en nombre de las familias venezolanas que hoy son víctimas de la persecución y censura del régimen.

Leopoldo López, mi esposo, ha recibido tratos inhumanos y de tortura, le han quitado sus escritos, no tiene privacidad en sus comunicaciones, graban las visitas familiares, estas imágenes luego las usan en el canal del estado para hacer política».

Indicó que «buscan desmoralizar a mi familia en el programa televisivo que conduce el presidente del parlamento y las consecuencias de eso la pagan mis pequeños hijos. Hoy temo por la vida de Leopoldo López, temo que lo envenenen, que lo maten porque ya lo han apuntado con armas largas y han intentado sacarlo de su celda. Hoy temo por su vida, por la de mis hijos y por la mía».

La activista de derechos humanos denunció la persecución y hostigamiento por parte de funcionarios policiales del Estado venezolano. «Nos persiguen, nos señalan, nos acusan de traición, nosotros lo único que hemos hecho es defender la libertad y la inocencia de Leopoldo y la de los 79 presos políticos que hay en Venezuela. En las requisas para entrar a la prisión militar de Ramo Verde, nos revisan, maltratan y nos torturan para que no volvamos a la cárcel».

De un año y nueve meses que ha permanecido López en prisión, «le han quitado la visita durante nueve meses porque quieren quebrarnos, no les basta con tener a hombres y mujeres presos, sino que nos persiguen a todos. El SEBIN, la policía política del Estado está constantemente persiguiéndonos en coches sin placa, vigilándonos incluso estando con mis hijos. Debo decirles que me siento humillada, perseguida, vulnerada, que no estamos seguros en nuestro país. Responsabilizo directamente a Nicolás Maduro y Diosdado Cabello si algo le sucede a mi familia».

Por su parte, la alcaldesa de San Cristóbal, Patricia de Ceballos, denunció que la violación a sus derechos «ha sido de manera personal, política, psicológica y física, han ocurrido hechos de agresión física en el Palacio de Justica en presencia de funcionarios del Estado. Nos sorprende la actitud de los funcionarios frente a los hechos. Nos han tratado de desprestigiar como mujeres, utilizando el canal del Estado para someternos a la difamación y escarnio público».

Respecto al caso de Daniel Ceballos, la alcaldesa denunció las violaciones de derechos humanos en su contra, desde el primer día de cárcel. «Daniel Ceballos ha sido sometido a violaciones de sus derechos desde el día 1 de prisión, durante la huelga de hambre solicitamos constantemente que se diera la asistencia médica, incluso en su expediente del Tribunal 15 de juicio, reposa un informe que hizo la fiscalía donde médicos forenses determinaron que tenía que ser revisado por un urólogo y un médico internista».

Patricia señaló que las autoridades son han permitido el examen médico, «por eso pedimos que garantice el cumplimiento de las medidas cautelares, se ha dado una violación sistemática de sus derechos, siendo trasladado a una cárcel inhumana. Nuestros niños y yo hemos sido sometidos en las requisas a humillaciones, en Ramo Verde nos hacían desnudarnos como chantaje para poder ver a nuestros esposo».

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