Quince muertos, entre ellos seis niños, al inmolarse tres terroristas en Sri Lanka

Buscados por los atentados contra las iglesias y hoteles, se hicieron estallar anoche cuando la Policía rodeó su casa. Las tres mujeres y seis niños podrían ser sus familiares

Bajo fuertes controles, la Mezquita Roja fue una de las pocas de Colombo que abrió el viernes de oración, acortado para evitar aglomeraciones que aviven la tensión religiosa Pablo M. Díez
Pablo M. Díez

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La Policía de Sri Lanka ha encontrado este sábado por la mañana 15 cadáveres en una casa que las Fuerzas Especiales iban a registrar anoche en la ciudad de Kalmunai, al este de la isla, en la que hubo un tiroteo y varias explosiones. Según informa el canal de televisión News First, tres de los cuerpos pertenecen a terroristas suicidas , miembros del grupo que atentó el Domingo de Resurrección contra iglesias y hoteles de lujo. Además, en la casa han perecido otros tres hombres, tres mujeres y seis niños, que podrían ser sus familiares.

Cuando la Policía, el Ejército y las Fuerzas Especiales llegaron a una casa donde se había detectado actividad sospechosa, en la zona de Saindamarud, fueron recibidos a tiros y con explosiones , explicó el portavoz de la Policía. En el enfrentamiento no hubo bajas entre las fuerzas del orden, pero algunas informaciones apuntan a que se registraron víctimas civiles. Los agentes hallaron en la vivienda abundante material explosivo.

En otra casa registrada se encontraron 150 cartuchos de explosivos , una bandera y uniformes del Estado Islámico, bolas de acero para llenar las bombas y un dron, recoge el periódico local «The Daily Mirror». Dicha bandera y los uniformes podrían ser los que vistieron los terroristas suicidas en el vídeo donde reivindican el atentado. Esta zona se halla cerca del lugar de origen del líder del grupo, el clérigo radical Zahran Hashim, y de Batticaloa, otra de las localidades atacadas el domingo.

La mitad del grupo terrorista que atentó el Domingo de Resurrección contra iglesias y hoteles de Sri Lanka sigue a la fuga, esperando para asestar un nuevo golpe. En total, serían unos 70 sospechosos, que se suman a los otros 76 que ya han sido detenidos. «Ahora tenemos información de que hay unas 140 personas en Sri Lanka ligadas al Estado Islámico (Daesh), a las que eliminaremos muy pronto», explicó este viernes el presidente del país, Maithripala Sirisena, en un encuentro con periodistas.

Según informa la agencia Reuters, entre los detenidos hay terroristas de Siria y Egipto . Al parecer, también figuran ceilaneses que han vuelto de luchar en Siria e Irak, ya que Sirisena detalló que ha habido jóvenes involucrados en Daesh desde 2013. Pero, de forma sorprendente, no se podía hacer nada contra ellos porque en Sri Lanka no hay ninguna ley que castigue la pertenencia a grupos terroristas extranjeros. Una incongruencia jurídica que el presidente se comprometió a solucionar con una nueva legislación.

La presencia de estos yihadistas retornados refuerza la supuesta autoría de Daesh, que ha reivindicado el ataque en un vídeo en el que aparece el clérigo radical Zahran Hashim , líder de la Organización Nacional de Monoteísmo (National Thowheeth Jama´ath), junto a otros siete encapuchados. Acabando con las especulaciones sobre su paradero, el presidente Sirisena confirmó que Hashim era uno de los dos suicidas que se habían inmolado en el lujoso hotel Shangri-La de Colombo. Frente a la enorme playa que se está ganando al mar en el centro de la ciudad, plagado de rascacielos en construcción, la tremenda potencia de la explosión todavía se aprecia en las ventanas destrozadas del restaurante que los yihadistas reventaron con sus mochilas bomba mientras se servía el desayuno.

Junto a Hashim, el otro era Ilham Ahmed Ibrahim , hijo de un magnate de las especias a quien la Policía está interrogando al sospechar que está implicado en la trama. Otro de sus hijos, Ismath, se inmoló en el hotel Cinnamon Grand y uno más, Ismail, se ha dado a la fuga. La esposa de Ismath, que se llamaba Fátima y estaba embarazada, no dudó en hacerse estallar cuando la Policía fue a registrar su casa esa misma tarde, matando a la criatura que llevaba en su vientre y a sus tres hijos para llevarse por delante a tres agentes.

Con 10.000 soldados desplegados por toda la isla para velar por la seguridad y perseguir a los huidos, anoche hubo enfrenamientos entre el Ejército y los sospechosos en la costa oriental, cerca de la otra ciudad golpeada por los ataques del domingo, Batticaloa. Este sábado, la cadena de televisión News 1st informaba de que la Policía había detenido a otra veintena de sospechosos en redadas por todo el país. A la espera de que las autoridades den más detalles, el choque agravaba aún más la psicosis terrorista en que se ha sumido Colombo.

Con buena parte de sus tiendas cerradas y las clases interrumpidas hasta el lunes, la ciudad está tan a medio gas que hasta se puede circular por sus calles, libres estos días de sus monumentales atascos. Ayer, el día de la oración para los musulmanes, muchas mezquitas cerraron para evitar represalias por el ataque yihadista contra las iglesias católicas. En la bella Mezquita Roja, que cada viernes llenan unas 10.000 personas, únicamente asistió un tercio a la oración, que además solo duró diez minutos para que no hubiera aglomeraciones que atrajeran posibles venganzas.

«La gente se ha quedado en su casa porque tiene miedo a venir», reconocía a ABC Mohamed Hussein , un comerciante de 36 años, a la salida de la mezquita. En su puerta, un cartel condenaba «los asesinatos sin sentido de cristianos inocentes» y señalaba que «en el islam no hay sitio para el extremismo». «Aquí todos somos iguales, humanos con la misma sangre» recordaba Hussein, quien se solidarizaba con las familias de los 250 asesinados y se quejaba del perjuicio económico que traerá el ataque. Con unas pérdidas de más de mil millones de euros, el Gobierno calcula que el turismo caerá un 30 por ciento.

Presionado por el presidente, ayer dimitió el jefe de la Policía, Pujith Jayasundara , por la escandalosa descoordinación que llevó a ignorar las alertas terroristas que Sri Lanka venía recibiendo desde principio de meses, que avisaban de atentados suicidas contra iglesias importantes. El día anterior había cesado el secretario de Defensa, Hemasiri Fernando . Aunque el presidente Sirisena dirige también las carteras de Defensa y Seguridad, ha asegurado que no fue informado de dichas alertas, pero pocos se lo creen. Lo mismo sostiene el primer ministro, Ranil Wickremesinghe, con el que está enfrentado y a quien intentó destituir sin éxito el año pasado. Esta rivalidad política ha dado lugar a una inexcusable falta de comunicación que ha acabado resultando mortal para Sri Lanka.

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