Protesta de seguidores de Erdogan frente al Consulado holandés en Estambul
Protesta de seguidores de Erdogan frente al Consulado holandés en Estambul - EFE

¿Qué se juega Erdogan en Alemania y en Holanda para tensar tanto la cuerda?

El envío de sus ministros a Europa no busca los pocos votos de la diáspora sino el enorme caladero de los nacionalistas dentro de Turquía que recelan de él

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El escándalo en cascada producido por la decisión de Tayyip Erdogan de enviar a sus ministros a varios países europeos, para hacer campaña por el «sí» en el referéndum de abril, no busca, en realidad, conseguir votos entre los emigrantes turcos. Los analistas señalan que el número real de electores de la diáspora europea no justifica la escalada de tensión provocada por Ankara con su insólita decisión (técnicamente prohibida además por la ley turca). Los dos países europeos más afectados por la tormenta diplomática no son un caladero significativo, ni Erdogan los necesita para ganar el referéndum de abril y legitimar así por las urnas sus poderes absolutos. Se estima que Alemania tiene unos tres millones de residentes de origen turco, y Holanda unos 400.000; el número de electores que pueden votar en el referéndum es muy inferior a esa cantidad.

Nada comparable al inmenso bolsón interno de Turquía, que cuenta con más de 75 millones de ciudadanos.

¿A quién va dirigido el movimiento táctico? Sin duda al partido laico nacionalista de Turquía, el MHP, cuya dirigencia ya se ha plegado en gran parte a la prepotencia del líder del partido islamista AKP. Falta que las bases del partido sigan las consignas de sus dirigentes -que cuentan con favorecerse en el futuro de las prebendas de Erdogan- y voten en abril en favor de la acumulación de poderes para el presidente. La orden del líder turco de que sus ministros viajen a todos los países europeos donde haya diáspora y organicen mitines, obedece a esa imagen tan «kemalista» de padre de la patria, atento a defender a sus hijos allá donde se encuentren y por pocos que sean. Justo el mensaje que necesita el electorado nacionalista turco, que recela no obstante de la agenda islamista de Erdogan.

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