30 años de la caída del Muro

José María Carrascal: «Con la caída del Muro de Berlín, los orientales ganaron libertad pero perdieron estima»

El que fuera corresponsal en Berlín entre 1958 y 1966 repasa para ABC cómo vivió la construcción del Telón de Acero

José María Carrascal, a la derecha, con un colega y soldados rusos ante la columnata del Altes Museum (Viejo Museo), Berlín oriental, en 1959
Rodrigo Muñoz Beltrán

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Está cerca de cumplir 89 años, pero su memoria permanece intacta. Todavía recuerda los que considera que fueron sus años dorados, esos que, todavía hoy le traen a la Berlín de posguerra. Porque el periodista José María Carrascal (Madrid, 1930) donde más cómodo se siente es hablando de aquella Alemania todavía en ruinas. Anterior incluso a la construcción de una frontera entre 'dos mundos', oriente y occidente.

Los estragos de la edad pueden mermar su sentido auditivo, pero no su ilusión, que rebosa cuando abre la puerta de su casa a ABC. Encima de una pequeña mesa del salón ya ha colocado, minucioso como en su etapa profesional, el primer artículo que escribió para esta casa desde Berlín. El periódico que guarda ese gran recuerdo de Carrascal, amarillento por el paso del tiempo, está en su contenido intacto. Entre las páginas centrales ahí está su nombre, en grande, sabiendo que formaba parte de la historia . Al lado, guarda un sobre del que extrae fotografías en blanco y negro. Al dorso de las instantáneas, los años y los protagonistas. Destaca la de su primer a aparición televisiva, una ante la puerta de Brandenburgo y una tercera, en la que aparece Carrero Blanco en una visita a Alemania.

Eran años de gran inestabilidad tras la Segunda Guerra Mundial y allí se fue, sin contar la treintena, un joven Carrascal a comerse el mundo más convulso. Solía pasar mucho tiempo en la parte comunista de Alemania , contaba por montones sus amistades soviéticas y recuerda con gracia cómo festejó 26 días seguidos unos carnavales. «No sé cómo me quedaba tiempo para trabajar», confiesa con lágrimas en los ojos de la risa más profunda.

Un primero de agosto de 1961, Carrascal volvía a la República Federal Alemana tras una jornada de trabajo en la parte soviética. Allí se quedó anonadado al ver cientos de personas amontonadas en la frontera con la República Democrática Alemana , intentaban pasar a la parte occidental. Días después, se construyó la primera alambrada que separaría los dos países. Luego vendría el muro, el símbolo de la Guerra Fría.

Cada vez que Carrascal mira a la derecha parece que las imágenes le vienen a la memoria y es capaz de trasmitir las sensaciones de aquel momento. Durante la media hora de conversación lo hace continuamente, transmitiendo con pasión los años en los que el mundo aún estaba dividido en dos.

Todo lo vivido junto a Carrascal (y otros protagonistas) puede verlo en el vídeo que acompaña a este texto.

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