José M. de Areilza - MONNET & CO

Héroes en tiempos de pánico

El español Darío Gil, director ejecutivo de IBM Research, ha tomado la iniciativa en EE.UU. de crear el mayor consorcio público-privado para movilizar la computación en la lucha contra el coronavirus

Dario Gil IBM
José M. de Areilza

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Cuando Franklin Roosevelt juró su cargo en marzo de 1933, uno de sus colaboradores describió la situación del país en pocas palabras, «pánico en el aire». El nuevo presidente se enfrentaba a una situación catastrófica después de tres años de depresión. Lo hizo con resolución, rodeado de personas dispuestas a innovar, asumiendo toda la responsabilidad, con trabajo infatigable y creatividad sorprendente, proyectando confianza y diciendo siempre la verdad a los ciudadanos.

Un ejemplo de liderazgo transformacional en las antípodas de lo que vemos estos días en la Casa Blanca: un presidente que busca culpables del coronavirus dentro y fuera de su país, desbordado por la velocidad y la magnitud de la crisis económica. Diez millones de ciudadanos han perdido su empleo en dos semanas. El paquete de ayuda aprobado por el Congreso no se destina a aportar liquidez para mantener las empresas abiertas, sino a subsidiar a los desempleados, una decisión igual de costosa y que puede ser fatídica.

A cambio, en la sociedad civil norteamericana sobresale la iniciativa de un español, Darío Gil, director ejecutivo de IBM Research. Este joven y reconocido científico tomó la iniciativa hace pocos días de crear el mayor consorcio público-privado para movilizar la computación en la lucha contra el coronavirus, los datos y la inteligencia artificial al servicio del bien común.

La red que ha creado agrupa a universidades, empresas tecnológicas y agencias públicas, que agregan con un único fin los superordenadores más potentes del mundo, aumentar la velocidad con la que descubrir soluciones. Tras una llamada a la Casa Blanca del héroe de esta historia, puso en pie el proyecto en cinco días y sin tener que haber firmado un solo contrato.

Como explica Darío Gil, las simulaciones en marcha sobre la evolución del virus y qué tipo de moléculas pueden desactivarlo se están haciendo ya en cuarenta y ocho horas, en vez de tardar varios meses. Igual que ocurrió al final de la Gran Depresión o de la segunda guerra mundial, necesitamos nuevas instituciones y formas de colaborar para que la destrucción causada por un virus no vuelva nunca.

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