Kim Jong-un «vende» su éxito ante Trump y soslaya la desnuclearización

Pyongyang destaca la futura suspensión de las sanciones y maniobras militares de EE.UU. y el Sur

Ciudadanos norcoreanos miran con sorpresa las informaciones de la cumbre en Singapur AFP

P. M. DÍEZ / B. LUCENA

Pasada la cumbre del martes en Singapur entre Donald Trump y Kim Jong-un , llega la hora de analizar qué va a ocurrir a partir de ahora entre Estados Unidos y Corea del Norte y, lo más importante, quién salió ganando y quién perdiendo de tan histórica cita. Como se habían depositado en ella muchas esperanzas, quizás demasiadas, en Occidente ha cundido la decepción por la falta de medidas concretas sobre la desnuclearización del régimen comunsita de Pyongyang. Pero no hay que olvidar que, hace solo un año, Trump llamaba a Kim Jong-un «hombre cohete» y este le respondía que era un «viejo chocho» mientras se amenazaban con reducirse a polvo nuclear.

Con la tensión disparada durante el último año, y un conflicto que dura ya desde hace siete décadas, estaba claro que su enemistad histórica no iba a desaparecer de la noche a la mañana. Por ese motivo, lo más importante de la cumbre de Singapur ha sido su celebración y que, por primera vez, los mandatarios de EE.UU. y Corea del Norte se hayan sentado frente a frente. Partiendo del acuerdo de mínimos suscrito por Trump y Kim Jong-un, empieza una nueva era entre ambos países que tampoco será fácil.

Para empezar, cada gobierno está «vendiendo» a su pueblo lo que más le conviene de la declaración conjunta. En Corea del Norte, donde los medios están controlados por la propaganda y la censura, la agencia estatal KCNA hizo ayer especial hincapié en que Trump prometió «garantías de seguridad» a Kim Jong-un y anunció que en el futuro levantaría las sanciones y suspendería las maniobras militares conjuntas con el Sur. Soslayando el compromiso de Pyongyang de renunciar a sus armas atómicas, los medios oficiales destacan el inicio de unas «nuevas relaciones» con EE.UU., que hasta ahora había sido su archienemigo histórico.

Ni plazo ni inventario

Con los ojos como platos, las agencias internacionales de noticias difundían ayer desde Pyongyang fotografías de los norcoreanos de a pie leyendo en los paneles del metro el periódico altavoz del régimen, «Rodong Sinmun», que publicaba numerosas imágenes de la cumbre entre Trump y Kim Jong-un y lo llamaba «el encuentro del siglo». Para los norcoreanos, adoctrinados desde la cuna a la tumba en el odio a los «imperialistas americanos», ha debido de ser un auténtico «shock» ver a su venerado líder con el demonio con que identifican al inquilino de la Casa Blanca.

Bien distinta es la situación en EE.UU., donde numerosos medios han criticado a Trump por no arrancarle al joven dictador norcoreano un plazo para su desnuclearización ni un inventario de su arsenal nuclear. Haciendo oídos sordos, el presidente estadounidense insistió ayer en su tono triunfal en sus comentarios en Twitter, asegurando que «ya no hay más amenaza nuclear de Corea del Norte» y acusando una vez más a las cadenas CNN y NBC de difundir «noticias falsas» por restarle importancia a la cumbre.

Aunque Trump está «vendiendo» como un éxito personal que Kim Jong-un se comprometiera «de forma inquebrantable a la completa desnuclearización de la península coreana», este todavía no ha dado plazos ni detalles. Para despejar la incertidumbre, el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo , señaló ayer que espera un «gran desarme» de Pyongyang en 2020. Así lo anunció tras su llegada a Corea del Sur para informar al presidente Moon Jae-in sobre la cumbre.

«El acuerdo es demasiado vago sobre la desnuclearización, ya que para Corea del Norte probablemente implica la retirada de las tropas estadounidenses del Sur, pero Washington no lo hará hasta que Pyongyang haya renunciado a sus armas atómicas», analiza para ABC Parag Khanna, exasesor de Obama y actual consejero del Gobierno de Singapur. Junto a la firma de un tratado de paz que ponga fin oficialmente a la guerra de Corea, que acabó en 1953 solo con un armisticio, esa va a ser la clave de la nueva etapa que se abre entre Trump y Kim Jong-un.

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