Cerrados a cal y canto cines, teatro, salas de concierto, algunos músicos no se resignan y se tiran a la calle a hacer música.
Es el caso de algunas bandas de jazz New Orleans (jazz clásico, vieja escuela), que vuelven a instalarse en el barrio de Saint-Germain-des-Prés, intentando ganar algunos euros.
La cosa marcha o no marcha, siempre, pero el barrio, enclaustrado, cerradas todas las instituciones de la vida nocturna, cobra por momentos, la alegría callejera de los grandes clásicos del jazz.
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