Irán impide al nieto reformista de Jomeini aspirar al máximo órgano electivo

La gira triunfal del presidente iraní, Hasan Rohani, por Italia y Francia —la primera desde el levantamiento de sanciones contra el régimen de Teherán— ha recibido una puñalada trapera en casa, ejecutada por el sector más integrista cercano al guía supremo, el ayatolá Jamenei. El Consejo de los Guardianes, órgano de control controlado por el aparato clerical conservador chií, vetó ayer a cuatro quintas partes de los candidatos a la elección de la llamada Asamblea de los Expertos, el cuerpo quizá más decisivo del sistema jomeinista; en manos de sus 88 miembros está prolongar el mandato del Líder, inhabilitarle si llega el caso, y elegir a su sucesor. El régimen iraní solo ha tenido hasta hoy dos guías supremos: Jomeini y el actual Líder, Jamenei.

Todos los candidatos inhabilitados son moderados, próximos al programa reformista del presidente Rohani. Entre ellos destaca Hasan Jomeini, nieto del fundador del régimen. La exclusión de este clérigo, de 43 años, en el que muchos iraníes depositan la esperanza de un cambio desde dentro sin violencia, subraya según los analistas la decisión del sector más integrista de no ceder ni un palmo más de terreno en el pulso interno. El reciente acuerdo con Estados Unidos —levantamiento de sanciones a cambio de un retraso en el programa para la obtención de la bomba atómica persa— fue aceptado a regañadientes por el guía supremo y muy criticado por los ambientes más inmovilistas del régimen.

La elección de la Asamblea de los Expertos tendrá lugar el próximo 26 de febrero, el mismo día en que los iraníes votarán también el nuevo Parlamento. Los dos órganos están controlados actualmente por el sector duro, y seguirán en sus manos tras la criba de candidatos efectuada por el Consejo de Guardianes.

Rohani cuenta hoy con nuevos apoyos internacionales y una reputación exterior que no responde a la cruda realidad; en el interior de Irán sus enemigos avanzan posiciones para segarle la hierba bajo los pies. El sector irredento del jomeinismo no quiere que la lluvia de millones que traerá el fin del aislamiento revierta en una mejora de las condiciones del iraní de a pie, y con ella las opciones del sector reformista que hoy pilota el presidente Rohani.