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Los Clinton durante un acto en el estado de Iowa - REUTERS

Iowa pone a prueba a Trump y a Clinton, que encabezan las encuestas

Los apretados sondeos no descartan la victoria del republicano Ted Cruz o del socialista Bernie Sanders

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Ha llegado la hora de la verdad. Unos pocos miles de militantes del estado de Iowa empiezan a trazar hoy el camino hacia un nuevo ciclo político en EE.UU., con la primera selección de aspirantes a la nominación republicana y demócrata. En el primer paso del largo proceso de primarias, los caucus (asambleas) de este estado del Medio Oeste, de apenas tres millones de habitantes, la principal incógnita es si la ola de los outsiders (ajenos), de los antiestablishment, que canalizan un enfado que se puede palpar en cada uno de los mítines, va a ser tan grande como apuntan los sondeos.

El gobernador de Iowa, el republicano Terry E. Branstad, resume con esta frase el espíritu imperante entre quienes van a acudir a los centros de votación, que en una cita tan peculiar como ésta son locales particulares, iglesias o bares, acomodados para la ocasión: «Hay una enorme cantidad de gente antiestablishment, un tremendo sentimiento antiWashington, y no me sorprendería que venciese un "outsider" en cualquiera de los dos partidos».

Como portavoz del aparato de la formación conservadora, Branstad ha invertido mucho tiempo y esfuerzo en convencer a los votantes de que se inclinen por la moderación, por opciones distintas a las que representan Donald Trump y el senador Ted Cruz.

La última encuesta, del primer diario de Iowa, el Des Moines Register, la referencia más fiable, sitúa a Donald Trump en cabeza, con cinco puntos de ventaja sobre Ted Cruz (28% frente a 23%). Hay distancia, pero ni mucho menos definitiva en una elección tan singular como ésta. Lo que confirma es que los dos enemigos del aparato del partido parten como favoritos. Sólo Marco Rubio, con un 15 por ciento, aparece como tercera vía. Si no para ganar en Iowa, sí para colocarse en una posición de partida que le permita reengancharse a la cabeza en el futuro.

En el lado demócrata, no puede haber más igualdad. Clinton distancia a Sanders en apenas tres puntos (45% a 42%). Un empate técnico. La «revolución» del socialista sigue creciendo y puede darle un susto a su establishment, incluido al pragmático Obama, quien no oculta que su legado estaría mejor protegido con la moderación de la exsecretaria de Estado.

Incertidumbre

El digital FiveThirtyEight, especializado en pronósticos con avanzadas herramientas tecnológicas y que se ha ganado un prestigio con sus aciertos, da mucha mejor posición a Cruz (41% de probabilidades frente al 48% de Trump) que a Sanders (20% frente a 80% de Clinton). Todo son cábalas en Iowa, el mejor escenario para las apuestas. Daniel Yepsen, del Instituto Paul Simon, de la Universidad de Illinois del Sur, avisa de posibles sorpresas en un estado siempre imprevisible: «Los caucus son mucho más difíciles de predecir que la elección presidencial. La gente cambia de voto en las asambleas y vota por grupos». Incertidumbre hasta el último momento: los caucus se reúnen a las siete de la tarde (hora local, siete horas más en España) y está previsto que los primeros resultados se conozcan hacia las once de la noche

Después de los primeros 1.500 mítines, una decena de debates entre aspirantes y 60.000 anuncios de televisión, todo está abierto para saber quién va a dar primero, y va a dar dos veces, en la carrera por la nominación, que no culminará hasta el verano. En el imperante discurso antisistema con el que brillan Trump y Sanders, el showman millonario y la bestia negra de Wall Street, tan antagónicos como canalizadores de un enfado de proporciones mayúsculas, Iowa siempre plantea dudas.

La campaña del magnate, como todo lo que le está distinguiendo, se ha salido del guión en un estado del Medio Oeste donde siempre ha primado la petición del voto puerta a puerta. Mítines masivos, a los que acude con su avión privado, y poco trabajo de campo. Muchos expertos se muestran escépticos de que una campaña así, reforzada las últimas dos semanas con persistentes pero poco efectivas llamadas telefónicas, pueda ser eficaz para decantar el voto hasta la victoria. Enfrente, la forma de hacer clásica de Ted Cruz, el cristiano evangelista que se ha recorrido con su autobús los 99 condados y ha pedido el voto cara a cara. Dos modelos frente a frente. Si vence Trump, no sólo impulsará su carrera. Los más veteranos creen que pondrá en jaque el propio mito de los caucus, siempre más proclives a la discusión y el debate cercano, y alejados del marketing electoral que impone la gran ciudad. Si lo hace Cruz, Iowa habrá derribado a otro gigante, a otro favorito, en lo que podría significar el principio de un pinchazo de la burbuja Trump.

Sanders ilusiona

Algo parecido puede decirse de Sanders. Ilusiona y mueve masas con su discurso utópico de izquierdas, que activa mayoritariamente a los jóvenes. Ayer, ABC estuvo presente en un mitin multitudinario en Iowa City. Impresionante fervor. Más de 4.000 jóvenes aclamando al veterano senador y jaleando propuestas, muchas imposibles de cumplir, según la mayoría de expertos. La cuestión es si todos esos seguidores, muchos de ellos estudiantes foráneos y por tanto no registrados, van a votar hoy en los caucus.

Si los jóvenes de Iowa se movilizan, ganará Sanders. Un gran espaldarazo contando con que en Nuevo Hampshire, el siguiente estado en liza, el senador por Vermont es favorito. Y sería un preocupante revés a Hillary Clinton, a quien se reaparecería el fantasmas de la amarga derrota de 2008, que empezó a fraguar Barack Obama en el estado donde «salen de la oscuridad candidatos insospechados», en palabras de Daniel Yepsen.

La inquietud no sólo afecta a Clinton. Miembros del equipo de campaña de Jeb Bush, con los que conversó ayer este periódico, esperan que la realidad no confirme el mal presagio de las encuestas, que podrían situar a su líder en sexta posición en Iowa. Sería el peor arranque posible para el exgobernador de Florida.

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