En el Reino Unido el dueño del pub The Star Inn en St Just, Cornwall, en el sudoeste de Inglaterra, ha decidido tomar medidas drásticas. Para evitar que los clientes se acerquen demasiado ha puesto un cable electrificado en torno a la barra. De esta manera nadie puede tocarla ni acercarse a ella.
Según las autoridades, es legal siempre y cuando haya carteles con las pertinentes advertencias. De momento hay que decir que asustan más los carteles que el propio cable, ya que lo tiene desconectado, pero asegura que puede encenderse y funciona: un par de clientes la han probado ya.
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