Pedro Rodríguez - De Lejos

«Impeachment»

¿Por qué un juicio político en el Congreso de Estados Unidos es la única forma de proceder contra Donald Trump?

Pedro Rodríguez

Acusar o callar». Este es el principio que debería presidir una investigación como la realizada en Estados Unidos durante los dos últimos años sobre la campaña presidencial de Donald Trump. Sin embargo, el fiscal especial Robert Mueller ha salido a la palestra no solamente para despedirse sino para glosar y justificar su informe de más de 400 páginas carente de conclusiones favorables a proceder contra el presidente por la vía judicial.

De acuerdo al ex director del FBI, imputar a Trump nunca fue una opción para su pesquisa sobre las injerencias electorales de Rusia porque «un presidente no puede ser acusado de un delito federal mientras está en la Casa Blanca». Aunque esa limitación jurisdiccional no debe interpretarse como el final de toda la fraudulenta saga protagonizada por el presidente número 45. Ya que, según ha sugerido el propio Mueller, ahora la responsabilidad de exigir responsabilidades a Trump corresponde al Congreso por la vía del impeachment o juicio político.

Este dilema se remonta a la obsesión de los Padres Fundadores por evitar la concentración y el abuso de poder a través de un ejemplar sistema de «checks & balances». Desde la tradición política inglesa, el «impeachment» se traspasará a la democracia americana como una herramienta para exigir responsabilidades a una figura sin precedentes como era un presidente electo. En un tiempo en el que el mundo era gobernado por monarquías absolutas o autócratas, se trataba de una fórmula para poder cambiar la estructura de poder sin recurrir a la violencia.

Con todo, el «impeachment» no es ni un recurso para aquellos que han perdido unas elecciones, ni una forma de ajustar cuentas entre rivales políticos, ni una forma de revertir decisiones tomadas en el despacho oval. Según el profesor Cass R. Sunstein, se trata un recordatorio constitucional de que en la democracia americana el poder reside en «We the People». Y que, según la clásica anécdota de Benjamin Franklin, Estados Unidos es una república siempre que sus ciudadanos sean capaces de mantenerla.

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