Guía rápida de las elecciones británicas: May ganará, la duda es cómo

Ninguna encuesta da la victoria a Corbyn, muy por detrás en valoración personal, aunque May acusa su mala campaña

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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Los británicos votan mañana en unas elecciones singulares. Iban a ser las del Brexit, pero han acabado siendo las del debate sobre seguridad, con dos atentados yihadistas en plena campaña. Se presentaban como un paseo para May, pero su ventaja se estrecha.

Yendo al grano: ¿Quién ganará este jueves?

Todo el mundo, incluidos los laboristas en privado, coinciden en que los conservadores. La duda es cómo. May heredó de Cameron una mayoría de solo 17 diputados. En los corrillos de Westminster se cree que ahora obtendrá una ventaja 50 a 90 escaños. Todo lo que sea no ganar por más de 34 sería decepcionante y le provocaría críticas internas. May debería beneficiarse de la caída en picado de UKIP, que hace dos años obtuvo 3,7 millones de votos.

Un precedente indicativo es que los tories barrieron a los laboristas en las municipales de comienzos de mayo: ganaron 532 concejales más y Corbyn perdió 319.

¿Por qué incumplió May su palabra y adelantó las elecciones?

May heredó el poder tras la dimisión de Cameron y recalcó que los comicios se celebrarían en su fecha: 2020. Tras sus vacaciones de Semana Santa en las montañas de Gales bajó con la nueva del adelanto. Ese fin de semana un sondeo había situado a Corbyn a 22 puntos, datos abisales. Era el momento de aniquilar a los laboristas. May buscaba además una mayoría parlamentaria cómoda para negociar un Brexit razonable, sin el aliento en la nuca de los influyentes tories eurófobos que hoy la maniatan.

¿Por qué estaba tan desprestigiado Corbyn?

En Corbyn no creía ni su sombra, literalmente. Hace doce meses, casi todo su «Gobierno en la sombra» dimitió, harto de su radicalismo y aparente ineptitud. Perdió además una moción de confianza en su grupo parlamentario (el 81% contra él). Contaba, eso sí, con el apoyo de las bases, y por segunda vez barrió en las primarias. Se le veía como un líder anticuado y excéntrico, «sin madera de primer ministro». Tampoco era un buen parlamentario. En las sesiones de control casi se ha limitado a trasladar a May preguntas del público. Siendo ella una dialéctica corriente, lo vapuleaba y hasta hacía chanzas a su costa. Corbyn parecía el nuevo Michael Foot, el profesor chiflado que firmó en 1983 ante Thatcher el mayor descalabro laborista desde 1918.

¿Qué dicen las encuestas británicas? ¿Son fiables?

Su fiabilidad es la de una escopeta de feria. Marraron espectacularmente hace dos años, cuando daban empate técnico y al final hubo mayoría absoluta de Cameron, y tampoco supieron anticipar el Brexit. Históricamente, su nivel de acierto es más bajo que en la Europa continental. La media de sondeos asegura que May ganaría de siete puntos (Cameron derrotó a Miliband por 6,5). « The Times», que se columpió en 2015, está publicando ahora una innovadora proyección por circunscripciones, que da a los conservadores 304 escaños (26 menos que ahora y a 22 de la mayoría absoluta, que son 326). La suma de laboristas y separatistas escoceses sumaría más: 312. La cadena ITV situó este martes a los laboristas a solo un punto y recoge que May ha perdido 16 en un solo mes. Aun así, la valoración personal de ella, factor clave, es del 50% de aprobación. Corbyn, aunque ha subido 15 puntos, está en el 36%. Pero las encuestas británicas, siempre con pinzas.

¿Con quién se tomaría usted una pinta?

Con May, porque Corbyn es abstemio. Aunque la premier probablemente pediría un vino blanco.

¿Y a comer?

Con May, porque Corbyn es vegetariano. Pero el almuerzo con la premier no sería ninguna fiesta, ella se define así: «No me exhibo, no hago tours por los platós televisivos, no bebo en los bares del Parlamento, no cotilleo y no exteriorizo con frecuencia mis emociones».

¿Y al fútbol?

Con Corbyn, forofo del Arsenal. A May le gusta el indescifrable críquet.

¿Por qué ha perdido prestigio May?

May adelantó los comicios, y dijo que no lo haría, apoyó el Remain y ahora es brexitera fervorosa, rectificó los presupuestos y la reforma de asistencia a los ancianos

¿En qué se parecen Corbyn y May?

A diferencia de Ed Miliband, un friki «geek», un marciano para el típico parroquiano de pub, Corbyn, de 68 años, y May, de 60, criados ambos en la Inglaterra provinciana, encarnan dos prototipos muy ingleses: la conservadora clásica de clase media venida a más y lo que se denomina un «izquierdista del Norte de Londres», un socialista pacifista y setentero. Ambos se alejan del político prefabricado en boga.

¿En qué se diferencian?

May es más sensata y realista. Ha presentado un programa que tiene en cuenta la verdad económica. Él, sabedor de que no gobernará, dispara con pólvora del rey, con todo tipo de promesas sociales para las que no hay caja. Corbyn ha estado más relajado en la campaña y con más humor. May es graduada por Cambridge y ha trabajado fuera de la política. Corbyn plantó la universidad y no sabe lo que es tener nómina en una empresa. Lleva la friolera de 34 años viviendo de su escaño.

¿Qué promete May?

Bajar la inmigración a cien mil anuales (ya lo prometió Cameron, pero son 273.000). Subir la inversión en la sanidad pública (el NHS) en 8.000 millones de libras en cinco años. No tocar el IVA. Levantar la prohibición de escuelas selectivas y más presencia de los trabajadores en los consejos de sus empresas. Se presenta como conservadora social, pero su «impuesto sobre la demencia» le ha apolillado ese perfil. Su lema es que solo ella puede ofrecer un «liderazgo fuerte y estable» para el Brexit. Tanto lo repite que la coletilla es objeto de chufla.

¿Qué promete Corbyn?

Fiesta socialista. Más impuestos -la mayor carga fiscal en 70 años- y todo tipo de obsequios sociales. Subida del impuesto de sociedades en dos puntos y del de la renta para los que ganen más de 93.200 euros anuales. A cambio, populismo en vena: matrículas universitarias gratis, guardería universal, 40.000 millones más para el NHS, 20.000 policías, un banco público de inversiones, nacionalización del ferrocarril y el agua… El reputado Instituto de Estudios Fiscales asegura que sus cuentas no cuadran y que con su recetario incluso se recaudaría menos.

¿Cómo han influido los atentados?

Los laboristas han convertido el atentado de Londres en ariete electoral al modo rubalcabista, afeando a May que redujera la plantilla policial en 20.000 agentes

¿Qué proponen para el Brexit?

Ambos son euroescépticos que hicieron una forzada campaña a favor del Remain. Los dos abogan por el fin de la libre circulación de comunitarios y quieren un buen grado de acceso al mercado único. La diferencia crucial es que Corbyn sostiene que buscará ese acuerdo como sea, mientras que May repite su mantra de «ningún acuerdo es mejor que un mal acuerdo». May utiliza el Brexit para discursos nacionalistas; Corbyn no, aunque tampoco le gusta la UE.

¿Cómo está la economía?

Cal y arena. No ha habido el descalabro que se vaticinaba tras el Brexit y el paro es solo del 4,6, la menor tasa en 42 años. Pero las cifras de consumo al por menor cayeron por primera vez en mucho tiempo a comienzos de año, la libra vale un 16% menos, la inflación sube, las vacaciones españolas se ponen caras y el vino corriente está en cifras récord. El precio de la vivienda cae, incluso en Londres. El crecimiento se frena. A finales de año el Reino Unido crecía al 0,7 y lideraba el G7. Hoy está a la cola con un 0,2. El Brexit ya es lo que parecía: un dolor de muelas para un país que tiene mucho de burbuja y márketing.

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