Imagen de milicianos de Boko Haram
Imagen de milicianos de Boko Haram

Un año del golpe en la mesa global de Boko Haram

Doce meses después de anunciar su alianza con Estado Islámico, los yihadistas nigerianos han mimetizado sus tácticas

- CORRESPONSAL EN ACCRA Actualizado: Guardar
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Cuando en marzo de 2015 el líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, anunció la adhesión de su grupo a la red del Estado Islámico, las alarmas se desataron.

Es cierto que con anterioridad, los nigerianos ya habían avisado de sus intenciones: En agosto de 2014, en uno de sus ya habituales golpes propagandísticos, Boko Haram había declarado un califato islámico en Gwoza, localidad del estado de Borno, al noreste de Nigeria.

«Gracias a Alá, nuestros hermanos han conseguido la victoria en Gwoza, que es ahora parte del califato islámico», aseguraba entonces Shekau.

Sin embargo, con un año vista de su lealtad definitiva a Daesh, la evolución es evidente. Desde entonces, Boko Haram se ha mimetizado con las prácticas de grupo yihadista, degenerando, para algunos analistas, en una filial de la red terrorista.

En julio pasado, por ejemplo, Boko Haram difundía un vídeo con la decapitación de un soldado nigeriano, la primera acción de este tipo desde que el grupo armado anunciara su alianza.

En el documento visual, de diez minutos de duración, se observaban también diversos ataques a varias localidades sin identificar del país africano, así como los cadáveres de miembros de las fuerzas de seguridad.

En este sentido, dos elementos llamaban la atención entonces: por un lado,la ausencia en toda la grabación del líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, quien hasta entonces solía protagonizar casi en exclusiva los vídeos de la milicia.

Por el otro, la aparición de la enseña «West (Oeste) Africa» en la esquina superior izquierda junto a la conocida bandera negra utilizada por el EI. El nombre hacía referencia al nuevo «gabinete de prensa» utilizado por el grupo armado en el progresivo cambio de marca de los rebeldes hacia el«Estado Islámico de la provincia de África Occidental (ISWAP)», como comienza a ser denominado el grupo en los foros islamistas.

Dos tendencias que tendrían su punto álgido en el anuncio, a mediados de agosto, por parte del presidente de Chad, Idriss Deby (país que batalla en los últimos meses a los islamistas), de la muerte de Shekau y de su sustitución en el liderazgo de Boko Haram.

Sobre todo, después de que la presunta elección de Mahamat Daoud como nuevo máximo comandante haya radicalizado el debate abierto en el seno de Boko Haram sobre el peso específico logrado por el EI en sus decisiones internas.

Mayor número de atentados suicida

De igual modo, las tácticas también parecen estar cambiando. Este es el caso de la utilización de vidas humanas (algunas, de apenas solo siete años de edad) en instrumentos para cometer masacres. Los datos son evidentes.Sólo en los primeros cinco meses de 2015, recuerden cuando Boko Haram anunció su adhesión a Daesh, se produjeron 27 atentados suicidas; por 26 en todo 2014. Y de ellas, en tres cuartas partes estuvieron involucradas directamente mujeres o menores de edad. Unos números que se han disparado desde entonces.

El primer caso de mujeres suicida, en esta ocasión, de mediana edad, por parte del grupo radical se remonta al pasado 8 de junio de 2014. Entonces, un soldado perdía la vida en un control militar después de que la terrorista se inmolara en la ciudad de Gombe. Solo un mes después, en julio, cuatro niñas realizaban otros tantos atentados simultáneos en diferentes puntos de la localidad de Kano, una de las más importantes del país, dejando seis muertes. De forma paralela, el Gobierno de Abuya reconocía entonces que tres adolescentes -de edades comprendidas entre los 10 y 18 años- habían sido detenidas en el estado de Katsina con explosivos en su cuerpo.

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