Giuliani negoció con Maduro su posible salida del poder

El abogado de Trump habló por teléfono con el chavista, según «The Washington Post»

Giuliani interviene en una conferencia en Manza, Albania, a mediados de este año AFP

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Rudy Giuliani, el exalcalde de Nueva York que disfruta de una segunda juventud como abogado de Donald Trump, ha acumulado buena parte de la atención mediática este año por sus trabajos en la sombra en Ucrania a favor del presidente de Estados Unidos. Giuliani fue el gran muñidor de las presuntas presiones al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski , para que investigara a rivales políticos de Trump a cambio de liberar ayuda militar para el país, un asunto que ha acabado con el impeachment o juicio político del presidente de EE.UU.. Ahora se sabe que la diplomacia entre bambalinas de Giuliani no se limitó a Ucrania y que también puso la mira en Venezuela.

Giuliani participó el año pasado en esfuerzos extraoficiales para sacar del poder a Nicolás Maduro, en una iniciativa con respaldo de intereses privados y en la que llegó a conversar de forma directa con el presidente del régimen chavista.

Las negociaciones directas se produjeron en una llamada telefónica el mes de septiembre del año pasado, según ha desvelado «The Washington Post». En ella participaron, por parte venezolana, Maduro, su mujer, Cilia Flores ; y el vicepresidente y ministro de comunicación, Jorge Rodríguez . Desde EE.UU. estaban Giuliani y Pete Session s, entonces un veterano diputado republicano en la Cámara de Representantes por Texas (perdió su escaño el pasado otoño y busca recuperarlo en otro distrito en las elecciones de 2020).

Proteger los intereses económicos

Sessions había estado en Caracas la primavera anterior. Allí se había reunido con Maduro y otros altos cargos del régimen chavista, además de con importantes empresarios venezolanos. El viaje se producía en un momento de alto voltaje en las relaciones entre EE.UU. y Venezuela, justo antes de que Maduro celebrara las elecciones fraudulentas de mayo del año pasado, y cuando Washington se planteaba la imposición de sanciones. La sospecha era que Sessions buscaba proteger los intereses económicos de muchos de sus representados en Texas. Él negó intereses económicos y su equipo calificó el motivo del viaje de «conversaciones de paz». Regresó de Caracas con un supuesto acuerdo con Maduro: se iría del poder y convocaría elecciones libres a cambio de la indulgencia de EE.UU.

Meses después de ese viaje, Giuliani se reunió en el bar de puros Grand Havana Room, en Nueva York, en las inmediaciones de la Torre Trump, con Lev Parnas -un socio suyo ahora imputado por financiación ilegal de elecciones con dinero extranjero- y dos empresarios estadounidenses para tratar las conversaciones con Venezuela, según el «Post» (Sessions se había reunido antes con Parnas para discutir negocios gasísticos en Ucrania). Giuliani consideró en aquella reunión que había razones para negociar la salida de Maduro y proteger los intereses económicos en la región.

Giuliani estuvo presente en la llamada telefónica de septiembre con Maduro, pero apenas participó.

Cuando las conversaciones llegaron a oídos de la Casa Blanca, el asunto incomodó a los altos cargos de la diplomacia. «No había en absoluto interés o apetito por las negociaciones», dijo al periódico una fuente de la Casa Blanca. «Se vio como un engorro y una distracción».

El principal choque fue con John Bolton , ex asesor de seguridad nacional de Trump, que siempre defendió una línea dura con Venezuela y que no guarda una gran opinión sobre el abogado Rudolph Giuliani: «Es una granada de mano que nos va a hacer estallar a todos», dijo sobre él en alguna ocasión.

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