Entrevista

García-Margallo, sobre el 'sofagate' de Von der Leyen: «Es una grosería diplomática de Erdogan»

El eurodiputado popular y exministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha analizado para Europa Hoy las implicaciones diplomáticas del incidente entre la UE y Turquía, las relaciones con el gobierno de Biden y el contencioso de Gibraltar

Entrevista con el eurodiputado José Manuel García Margallo Ángel de Antonio
F.J. Calero

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La Turquía de Erdogan, socio tan necesario como incómodo y tóxico, ha sido el escenario del segundo gran tropiezo de la diplomacia europea en lo que llevamos de 2021 tras la fallida visita de Borrell a Moscú del pasado febrero. Lo que parecía un acercamiento para limar asperezas, ha terminado manchado por el ‘sofagate” por el que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen , se quedó sin silla y relegada en un sofá ante la foto del propio Erdogan con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel , señalado por su inacción. De fondo, el evento coincidía con los cinco años del acuerdo migratorio UE-Turquía y la salida de este último del Convenio de Estambul contra la violencia machista.

En entrevista con Europa Hoy, el eurodiputado popular y ex ministro español de Exteriores José Manuel García-Margallo (Madrid, 1944) ha analizado las implicaciones diplomáticas del ‘sofagate’, que Turquía ha aprovechado para azuzar el enfrentamiento entre mandatarios, así como de otros temas como la relación de la UE con los Estados Unidos de Joe Biden y la situación del contencioso con Gibraltar a falta de la ratificación del acuerdo del Brexit por parte de la Eurocámara.

¿Qué lectura hace del ‘sofagate’?

La lectura es de una grosería diplomática extraordinariamente notable por parte de Erdogan. Hay que analizar si hay algo más detrás. Las relaciones UE-Turquía han sido siempre muy complicadas y a la vez muy necesarias. El buen entendimiento entre UE y Turquía es esencial en muchas cosas: no solo en el terreno de la seguridad, sino también en el control de la inmigración. Eso si queremos evitar un conflicto migratorio como el que se produjo hace unos años con los desplazamientos masivo desde Siria a las islas griegas, principalmente, que provocó una de las mayores crisis en la UE y que sigue sin resolverse porque somos incapaces de encontrar una solución.

Aquel acuerdo se basó en que Turquía se comprometía a dar asilo a los inmigrantes que hubiesen entrado en la UE de forma clandestina e ilegal y fundamentalmente a través de mafias. Se comprometía a aceptar su readmisión en territorio turco a cambio de inmigrantes que venían por cauces legales. Eso logró aplacar una crisis que estuvo a punto de desestabilizar a la UE en general y a Grecia en particular. ¿A cambio de qué? A cambio de apoyo financieros para atender a los migrantes que eran reenviados a Turquía, a cambio de acelerar las negociaciones en la candidatura de Turquía que sigue durmiendo el sueño de los justos, y un acuerdo de visados para los turcos. Esto último exigía modificaciones en la ley antiterrorista turca, y Erdogan con toda claridad dijo que eso no lo iban a tocar por el problema kurdo. Ellos se quejaban de estar haciéndole un servicio importante a la UE sin tener una contraprestación adecuada.

Parece que Erdogan esté imitando a Putin en sus tácticas para socavar la reputación exterior de la UE, porque a Erdogan no le faltaron sillas cuando se encontró con el predecesor de Ursula von der Leyen, Jean-Claude Juncker.

Eso es, con Rusia. Le manda un mensaje de que no están contentos con nosotros. Por eso digo que la crisis es mucho más profunda de lo que parece. Si lo ha hecho ha sido conscientemente y para mandar un recado. Me niego a creer a que el protocolo turco no supiese que a una presidenta de la Comisión Europea se le da el tratamiento que corresponde. En diplomacia, no ocurre eso de llevarla a un sofá. Si lo ha hecho, es para indicar su molestia, y si es verdad, lo ha hecho de la forma más torpe posible.

El Partido Popular Europeo, el grupo más poderoso de la Eurocámara, ha anunciado que convocará para el próximo pleno a Von der Leyen y al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. ¿Qué le van a decir especialmente a este último?

Que tiene que defender la dignidad de las instituciones europeas y respetar uno de los principios cardinales de la Unión que es la igualdad de género y no la discriminación. Lo suyo ha sido ‘sostenella y no enmendalla’. No ha sido capaz de reconocer el error y es lo peor que podía hacer.

¿La crisis de valoración y reputación de Von der Leyen viene marcada por su pecado original de liderar la Comisión tras la muerte del proceso de Spitzenkandidaten (el candidato ganador de las elecciones europeas)?

Eso es un tema enterrado y resuelto. El Spitzenkandidaten era nuestro: Weber es del mismo partido, eso no tiene nada que ver. Otra cosa es que la popularidad de Von der Leyen no esté en su mejor momento por los errores en la vacunación, eso es otra cosa, y ya veremos cómo acaba eso…

La líder de los socialistas en la Eurocámara, la española Iratxe García, la ha apoyado sin reservas al menos en el 'sofagate'.

Hombre, pero cómo no va a apoyar el Grupo Socialista a una señora que ha sido ninguneada en función de su género. Sería completamente absurdo. No tienen opción.

¿Que la UE haya vuelto a caer en la trampa de autócratas pone en cuestión el equilibrio de poderes en política exterior del proyecto europeo? ¿Los tiempos está llevando a que se vaya dotando de cada vez más poder a la Comisión en detrimento del Consejo?

Eso requiere un cambio de tratados. Es una de las asignaturas pendientes que tiene la Unión. De momento, no veo mejora en esto y lo veo esencial. Por desgracia, la política exterior sigue teniendo un rasgo intergubernamental mucho más importante. El Consejo de Asuntos Exteriores, que es una formación del Consejo, tiene mucha más importancia que la Comisión en este aspecto. Se ha intentado corregir con el “doble gorro” (o “doble sombrero”, esto es la unión en una sola figura el cargo de alto representante (del Consejo) y el comisario de Relaciones Exteriores”), pero realmente sigue siendo competencia fundamental de los Estados miembros. Es una de las cosas en las que tenemos que avanzar.

¿Se puede sospechar que no acudiera el Alto Representante Josep Borrell después de la «humillación» de su visita a Moscú?

No, eso es dar altura a la misión.

A Von der Leyen no le ha salido bien la campaña de vacunación y eso ha determinado que su popularidad sea ahora más baja. Sería completamente irresponsable provocar ahora una crisis en la Comisión

¿Es casualidad que haya sido el primer ministro italiano Mario Draghi el líder que más contundente ha sido en la condena hasta el punto de jugarse su primera crisis diplomática?

Draghi es un peso pesado en la política europea. Como presidente del Banco Central Europeo está extremadamente bien considerado en Bruselas, y eso ha facilitado que los partidos italianos lo hayan hecho primer ministro. Es un personaje de primera división. Draghi es uno de los personajes a los que yo más admiro.

¿La Comisión necesita un líder de primera división a lo Draghi?

No, a Von der Leyen no le ha salido bien la campaña de vacunación y eso ha determinado que su popularidad sea ahora más baja. Sería completamente irresponsable provocar ahora una crisis en la Comisión.

Después de las crisis de imagen de Rusia y Turquía, ¿está en condiciones la UE de mantener este pulso con China o al menos su cambio de tono hacia Pekín?

La diplomacia siempre tiene un doble lenguaje. Por ejemplo, lo que hace Putin en Rusia. Probablemente el que más ha condenado la política interna de Rusia ha sido Alemania. Sin embargo, Alemania lo que ha llegado ha sido a un acuerdo con Rusia para establecer un gasoducto que vaya directamente de Rusia a Alemania. Condena, por un lado, pero por otro estrecha relaciones. En diplomacia nunca las cosas son blancas o negras. China es absolutamente obvio que es la vez un socio indispensable y un competidor muy peligroso. La llegada de Biden no va a cambiar esa percepción. Para EEUU, China sigue siendo el competidor. Esa competición se desarrolla en muchos terrenos: el tecnológico (5G, Huawei), la utilización de las vacunas como arma política, la ruta de la seda… Lo que va a cambiar es la forma de enfocarlo. Trump era muy partidario de enfocarlo unilateralmente, y Biden está buscando una colaboración de la UE para afrontar juntos el problema. Y creo que es lo que hay que hacer.

Entonces, ¿ya va notando el cambio de las relaciones UE-EE.UU. con Biden?

Absolutamente. Trump era un enemigo declarado de la UE, lo que buscó siempre era el debilitamiento de la UE.

¿Y la regulación de los gigantes tecnológicos sigue siendo un gran escollo en esa relación transatlántica?

Estados Unidos ha dado señales de que quiere avanzar en ese terreno. Eso también ha cambiado. Es el principio de que las grandes multinacionales, en este caso las digitales, paguen impuestos ahí donde radiquen sus actividades y beneficios. Ya se está tratando en la OCDE, en EE.UU... Estamos todos de acuerdo. Otra cosa es cómo se implemente, ¿eh?

No se entiende que un gobierno, que tanto se escandaliza con lo que pasa en Suiza o los papeles de Panamá, haya firmado un acuerdo que le permite a Gibraltar seguir siendo un paraíso fiscal en detrimento de las arcas españolas y comunitarias

Las grandes potencias parecen decididas a perseguir la competencia fiscal. El propio BIden ha presentado su plan para un impuesto de sociedades global mínimo. Teniendo en cuenta el caso de Gibraltar -tema sobre el que Garcia-Margallo acaba de publicar el libro 'Gibraltar. La segunda rendición' junto a Fernando Eguidazu (ex secretario de estado para la UE)-, ¿cómo afecta este cambio de tendencia a España? ¿Cómo valora ese doble mensaje de preocupación por la evasión fiscal y al mismo tiempo su trato a Gibraltar?

A España le viene bien, teniendo en cuenta este preacuerdo al que ha llegado el gobierno de España con Reino Unido, y ese intento del gobierno de excluir a Gibraltar de la catalogación de paraíso fiscal cuando no ha cambiado en absoluto: sigue sin tener IVA, impuestos sobre el tabaco, alcohol y petróleo, siendo sede de sociedades que no pagan impuestos por los beneficios. Alfredo (Pérez Rubalcaba) me decía siempre: «Mira, eso de la bandera y la soberanía a los niños no les pone, es un tema viejuno, pero sí les pone el tema de la evasión fiscal». No se entiende que un gobierno, que tanto se escandaliza con lo que pasa en Suiza o los papeles de Panamá, haya firmado un acuerdo que le permite a Gibraltar seguir siendo un paraíso fiscal en detrimento de las arcas españolas y comunitarias. En estos momentos, Gibraltar es un español que no paga impuestos; vive en Gibraltar, pero puede tener su casa en la Costa del Sol; tiene acceso a la sanidad española pero no hace la declaración sobre la renta. La otra gran pregunta: ¿qué empresa se va a establecer en el Campo de Gibraltar si puede hacerlo en Gibraltar, pudiendo acceder al Mercado Interior sin pagar impuestos? Eso si quiere desarrollar el Campo de Gibraltar y que no sea siempre una economía precaria.

Para terminar, en este mes que concluye el plazo de presentaciones de los planes de recuperación, ¿cómo se está viendo desde Bruselas la campaña madrileña y episodios como el de Vallecas?

En Bruselas no se entiende que haya socialistas y comunistas dentro del Gobierno. Las alarmas saltaron cuando Pablo Iglesias dice que España no es una democracia consolidada en un momento en el que se está discutiendo el cumplimiento del estado de derecho para la concesión de los fondos europeos, por el caso de Hungría y Polonia, entonces no se entiende lo que está haciendo.

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