Francisco de Andrés

Un hito para quien sepa verlo

Emiratos Árabes se convierte en el tercer país árabe -después de Egipto y Jordania- en establecer relaciones con Israel desde las guerras árabe-israelíes que marcaron la segunda mitad del siglo XX

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El acuerdo anunciado ayer para la normalización de relaciones entre los Emiratos Árabes Unidos (EAU) e Israel es sin duda un hito histórico. El Reino emiratí se convierte en el tercer país árabe -después de Egipto y Jordania- en establecer relaciones con Israel desde las guerras árabe-israelíes que marcaron la segunda mitad del siglo XX y convirtieron Oriente Próximo en un polvorín mundial. Que ese paso, vital para la relajación de tensiones en el área, acelere el sueño de los palestinos de contar con su propio Estado es harina de otro costal, aunque aparentemente la cesión de Israel a EAU a cambio de las relaciones sea un regalo para ellos: no habrá declaración de soberanía hebrea sobre los asentamientos judíos de Cisjordania, tal como Netanyahu anunciaba en las últimas semanas.

Como nunca llueve a gusto de todos, las albricias de medio mundo se han visto compensadas con las diatribas de la otra mitad, la que detesta a Israel y ve cartas ocultas en esta jugada. Uno de los negociadores palestinos, Hanan Ashrawi, pedía ayer en un tuit a los Emiratos: «No nos hagan este favor. No somos la hoja de parra de nadie». El círculo de poder en Cisjordania -por no hablar del radical de Gaza- considera que el pacto de Israel con EAU solo servirá para debilitar aún más el presunto frente árabe y musulmán contra el Estado hebreo. Si el día de mañana -calculan maliciosamente- Israel retoma sus planes de anexión de Cisjordania, el rico reino emiratí, fundido ya en una maraña de intereses con Israel, será un lastre para la forja de un frente árabe que desbarate esos planes.

En esa actitud de recelo juegan al menos dos sofismas. El primero, creer que el mundo árabe está dispuesto a volver en bloque a la guerra contra Israel en favor del pueblo palestino; hace mucho que los árabes solo se levantan en armas contra sus vecinos de la misma religión. El segundo, subestimar el poder del diálogo y del desarrollo económico. Solo un pueblo palestino receptor de ayudas al desarrollo, económico y educativo, podrá pactar con Israel la consecución de su Estado. Y esas ayudas a partir de ahora también podrán llegar desde los Emiratos.

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