Francia, al ralentí en la primera jornada de huelga contra la reforma laboral de Hollande y Valls

Los sindicatos exigen la retirada de un proyecto que ha puesto en pie de guerra a la mayoría de la izquierda y del que podría depender el futuro político del presidente.

Corresponsal en París Actualizado: Guardar
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Francia, y París en particular, viven una jornada al ralentí a causa de las numerosas huelgas que están trastornando los transportes públicos y son el inicio de una prueba de fuerza de los sindicatos contra el gobierno de François Hollande. A primeras horas de la mañana del miércoles, la huelga doble de los trenes y los transportes públicos había provocado más de 300 kilómetros de atascos en la periferia de París.

Los problemas comenzaron la noche del martes, con el inicio de una huelga de trenes en toda Francia. Los «servicios mínimos» están asegurados. Pero la SNCF (Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses) tiene problemas para saber y anunciar qué trenes funcionan, con qué horarios y frecuencia podrán funcionar a lo largo de un «día negro».

En París y las grandes ciudades de provincias, los servicios públicos de metros y autobuses están, en teoría, asegurados. Pero en la capital reina una cierta confusión y los servicios y el tráfico son imprevisibles y aleatorios.

Solo el «primer aviso»

Por parte de los sindicatos de ferroviarios y los transportes públicos, se trata «solo» del primer aviso. Mañana seguirá una nueva jornada de protesta con estudiantes y jubilados en la calle. El sábado está prevista la gran jornada de huelgas y manifestaciones nacionales, con el mismo fin siempre: denunciar y «exigir» la retirada de la reforma de la legislación laboral.

Hollande había encomendado a Manuel Valls, su primer ministro, una reforma del «Code du travail» (Código del trabajo Cdt), el equivalente francés del Código Laboral y de la Seguridad Social. Valls trasladó la reforma a su ministra del Trabajo, Myriam El Khomri, que redactó un proyecto que debía ser discutido en la Asamblea Nacional.

Siguió una petición pública firmada por más de un millón de personas, pidiendo la retirada del proyecto. Hollande decidió aplazar dos semanas la discusión del proyecto, que debiera volver a la AN a finales de mes, si la crisis no se agrava. Los sindicatos han lanzado una escalada de protestas callejeras y exigen la retirada pura y simple del proyecto. Los trastornos de hoy en París y buena parte de Francia son solo el principio de un pulso sindical que podría resultar capital para el futuro de la presidencia de François Hollande.

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