Filipinos atrapados entre los enfrentamientos entre los militantes islamistas y las Fuerzas del Gobierno
Filipinos atrapados entre los enfrentamientos entre los militantes islamistas y las Fuerzas del Gobierno - EFE

Filipinas reconoce la presencia de Daesh, aunque no en el ataque al casino en Manila

El secretario de Defensa, Delfín Lorenzana ha afirmado que el Estado Islámico lidera a los insurgentes, que desde hace dos días siembran el terror

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Las autoridades de Filipinas reconocieron hoy que el Estado Islámico —EI— está presente en el sur del país, donde lidera a los rebeldes que combaten el Ejército en la ciudad de Marawi, pero desvinculó a la organización yihadista del ataque a un casino en Manila que dejó 38 muertos.

El secretario de Defensa, Delfín Lorenzana, reconoció hoy que el EI lidera a los insurgentes que desde hace doce días siembran el terror y resisten los embates del Ejército en la capital de Lanao del Sur, en la zona de mayoría musulmana de la isla de Mindanao.

Sin embargo, el trágico suceso acaecido en el hotel y casino Resorts World Manila «no presenta el menor signo de terrorismo», aseguró a Efe el portavoz de las Fuerzas Armadas, Restituto Padilla, después de que el EI reivindicara el ataque en dos ocasiones.

El asaltante irrumpió la noche del jueves con un arma de gran calibre en el casino, donde robó fichas por valor de más de 2 millones de dólares, disparó al aire de forma indiscriminada y prendió fuego a varias mesas de juego, antes de recluirse en una habitación e inmolarse con el líquido incendiario que portaba.

A las pocas horas, el EI atribuyó el atentado a uno de los «lobos solitarios del califato» y anoche fue aún más allá al identificar al atacante como «el hermano Abu al Jair al Arjabili», del que aseguró que «logró infiltrarse con su ametralladora» en el casino para matar a «un grupo de cristianos combatientes».

«Propaganda»

Tras la alarma causada por este último y más específico comunicado del EI, el Ejército filipino dejó claro que «las reivindicaciones de este grupo no se corresponden con los hechos sobre el terreno», según su portavoz.

«Como en incidentes anteriores, este grupo tiende a reclamar y atribuirse todos los sucesos criminales, lo que pone en evidencia su mero objetivo de propaganda», argumentó Padilla.

Mientras la investigación policial sigue su curso, las autoridades filipinas remarcaron que el modus operandi del atacante descarta la posibilidad de un atentado, ya que no disparó contra la los clientes del casino y todas las víctimas perdieron la vida asfixiadas por el humo del incendio.

Dionardo Carlos, representante de la Policía Nacional —PNP—, indicó hoy a Efe que se ha confirmado una nueva muerte como consecuencia del ataque, por lo que el número de fallecidos ascendió de 37 a 38, incluido el agresor.

La Policía todavía no ha logrado identificar al atacante, cuyo cadáver quedó calcinado y su rostro aparece borroso en varias grabaciones de las cámaras de seguridad.

Se baraja que el suicida pudiera ser un huésped del hotel o un cliente VIP del casino, ya que logró acceder con un rifle automático M4 a las instalaciones de un complejo con controles de seguridad en los accesos desde el exterior.

Rebeldes de Marawi

El asalto ocurrió en un momento de especial tensión en Filipinas, que se mantiene en alerta antiterrorista por los combates en curso entre las Fuerzas Armadas y los yihadistas que siembran el terror desde hace doce días en Marawi.

Este conflicto comenzó el martes 23, cuando un grupo de insurgentes lanzó una ofensiva en la que prendieron fuego a una comisaría, un colegio, una cárcel y una iglesia, y desfilaron por las calles con las banderas negras del EI.

Hasta ahora el Gobierno les había considerado miembros del Grupo Maute, una organización local afín al EI pero sin vínculos probados.

El ministro de Defensa filipino también indicó que los rebeldes de Marawi son entre 200 y 250, un número superior al estimado los pasados días de entre 30 y 50 efectivos.

En los últimos días, las Fuerzas Armadas han tratado de doblegar sin éxito a los yihadistas en tres barrios del centro de la ciudad con bombardeos, ataques aéreos y operaciones sobre el terreno.

El conflicto ha causado de momento 175 muertos -120 rebeldes, 36 efectivos de las fuerzas de seguridad y 19 civiles- según los datos oficiales, pero podrían ser muchos más ya que el Ejército lleva dos días sin actualizar las cifras y se cree que hay cuerpos de civiles sin recuperar en la zona de combate.

Los insurgentes en Marawi están liderados por Isnilon Hapilon, un veterano yihadista local buscado en varios países y por cuya cabeza Estados Unidos ofrece 5 millones de dólares —4,55 millones de euros—.

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