Marine Le Pen
Marine Le Pen - AFP

El fantasma de la abstención amenaza con dar un vuelco a las elecciones francesas

Marine Le Pen espera ser la gran beneficiaria de la duda y la abstención, que pudieran perjudicar gravamente a su principal adversario, Emmanuel Macron

París Actualizado: Guardar
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A veinte días de la primera vuelta de la elección presidencial, el fantasma de una abstención histórica puede complicar el resultado oficioso anunciado por los sondeos: la eliminación de los candidatos socialista (Benoît Hamon) y conservador (François Fillon) en la primera vuelta y un duelo final entre Marine Le Pen (extrema derecha) y Emmanuel Macron (social reformista).

Según las últimas estimaciones del instituto Ifop, la abstención de la primera vuelta presidencial, el próximo día 23, pudiera ser del 35%: un récord histórico absoluto.

La elección presidencial goza desde 1965 de una popularidad y movilización muy alta, con una abstención modesta, que ha oscilado entre el 15 y el 20 %. Con la excepción del 21 de abril 2002, cuando la abstención alcanzó el 28,4 %, favoreciendo el triunfo de Jean-Marie Le Pen, en la primera vuelta, eliminando al socialista Lionel Jospin.

Quince años más tarde, la excepción pudiera crecer hasta el 35%. Y Marine Le Pen se cotiza hoy con un 25-26 % de intenciones de voto, en primer o segundo puesto, delante o detrás de Emmanuel Macron, candidato social reformista.

Todos los sondeos coinciden en ese pronóstico, desde hace varias semanas. Pudiera tratarse de una primicia histórica excepcional: la eliminación eventual de los candidatos de las dos grandes familias tradicionales, conservadora y socialista.

El crecimiento espectacular de la abstención e indecisión introduce un factor de incertidumbre excepcional. Entre un 35 y un 38 % de los 44.834.000 electores oficialmente censados siguen sin saber a quien votarán «seguro» dentro de veinte días. La abstención temida y esa duda de fondo introduce un factor de incertidumbre sin precedentes. Entre abstencionismo y dubitativos, entre 5 y 6 millones de franceses no tienen claro su voto final.

A la extrema derecha, Marine Le Pen espera ser la gran beneficiaria de la duda y la abstención, que pudieran perjudicar gravamente a su principal adversario, Emmanuel Macron, el candidato favorito para el triunfo final en todos los sondeos.

A la derecha, François Fillon dice estar «convencido» de que es posible reconquistar las intenciones de voto desde el estallido de sus escándalos familiares. Si Fillon fuese eliminado en la primera vuelta, su fracaso personal tendrían una influencia desestabilizarte en toda la derecha francesa.

A la izquierda, Benoît Hamon corre el riesgo de hundir al socialismo francés en una histórica crisis devastadora: el posible peor resultado de la historia del PS, con un riesgo añadido, ser eliminado por Jean-Luc Mélenchon, candidato de extrema izquierda populista, la gran revelación de la campaña en curso, llamada a consumar una imprevisible recomposición del paisaje político nacional.

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