La extrema izquierda fagocita los restos del socialismo francés

Uniéndose al proyecto populista y antieuropeo de Mélenchon, el partido que llevó al poder a Miterrand y Hollande pierde su liderazgo histórico

Carteles de Mélenchon en París pidiendo el voto para su formación en las legislativas de junio REUTERS

Juan Pedro Quiñonero

Por vez primera en la historia política de Francia, el nuevo partido mayoritario entre las izquierdas, La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda populista), ha impuesto su programa antieuropeo, anti Alianza Atlántica, pro Alianza Bolivariana, al Partido Socialista (PS), la formación que lideró todos los proyectos y alianzas de las izquierdas desde 1936, hundido y destruidos los cimientos que unieron a todas las familias socialistas. La madrugada del viernes, el Consejo Nacional (CN) del PS aprobó la decisión de la dirección del partido de integrarse en la Nueva Unión Popular Ecologista y Social (NUPES) , con LFI, el PCF y los Ecologistas. Uniéndose a ese proyecto, el PS pierde su liderazgo histórico de las izquierdas y acepta el de un partido de extrema izquierda populista.

Ante las elecciones legislativas del mes de junio, LFI estará presente en 326 de las 577 circunscripciones, los ecologistas en 100, el PS en 69 y el PCF en 50. Aceptada la unión de las izquierdas, el socialismo acepta quedar relegado a una posición relativamente secundaria, esperando conservar su veintena de diputados actuales . Ese es el precio de la humillación y el hundimiento del socialismo francés, en nombre de la unión de las izquierdas, con una larga historia nacional.

La primera unión política de las izquierdas francesas fue el Frente Popular (FP) , que gobernó entre mayo de 1936 y abril de 1938, integrado por el Partido Radical (PR, izquierda moderada), la Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFIO, antecedente del PS actual) y el PCF. El FP tomó varias decisiones históricas: las vacaciones pagadas y la semana laboral de 40 horas , pero dejó un balance que los historiadores consideran «controvertido».

Tras la Segunda guerra mundial, el PCF, profundamente estalinista, fue la familia política hegemónica de las izquierdas, entre 1945 y 1978. La Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFIO), terminó hundiéndose: el primer hundimiento histórico del socialismo francés.

Nuevos tiempos

Apoyándose en los jóvenes lobos que habían dinamitado la SFIO, François Mitterrand , que nunca había sido socialista, fundó el actual PS en el Congreso de Epinay de 1971. El nuevo PS y el PCF de siempre negociaron la segunda Unión de la Izquierda francesa , en 1974, conquistando el poder en 1981, con un programa que prometía la «ruptura con el capitalismo y la construcción del socialismo a la francesa». Aquella experiencia duró dos años cortos, con un saldo catastrófico : tres devaluaciones de la moneda nacional, poniendo a Francia al borde de la ruptura con el Sistema Monetario Europeo (SME). Mitterrand decidió abandonar la ruptura con el capitalismo para defender el puesto de Francia en el orden comercial, económico y bancario de Europa. Los comunistas abandonaron el Gobierno. Y la Unión de la Izquierda pasó a la historia.

Entre 1974 y 1997, el PS se consolidó como fuerza hegemónica entre las izquierdas. Elegido primer ministro en 1997 de un presidente conservador, Jacques Chirac , Lionel Jospin fue el creador del concepto de «izquierda plural»: la tercera versión del mismo proyecto de unión de las izquierdas. Aquella ilusión duró cinco años, entre 1997 y 2002, y terminó en tragedia política: Jean-Marie Le Pen , patriarca de las extremas derechas, eliminó a Jospin en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 2002. Doble aldabonazo histórico: la extrema derecha conseguía un triunfo histórico; el socialismo francés sufría una derrota humillante , comenzaba el largo eclipse del PS fundado por Mitterrand.

Resurrección

Tras los paréntesis presidenciales conservadores de Jacques Chirac (1995-2007) y Nicolas Sarkozy (2007-2012) el PS inició sucesivos proyectos de reconstrucción. El PCF se había hundido. Las extremas izquierdas no salían de sus guetos. La ecología no conseguía despegar.

Cuando François Hollande fue elegido presidente, en 2012, las distintas familias agrupadas en torno al PS volvieron a creer en su resurrección. Los intentos de ‘apertura’ de Hollande tuvieron un eco muy limitado. En el seno del partido gubernamental aparecieron varias familias irreconciliables. Manuel Valls , primer ministro de Hollande, llegó a escribir que el PS corría «peligro de muerte, víctima de su visión arcaica del mundo», dividido entre familias «irreconciliables».

El diagnóstico de Valls se confirmó de manera feroz. Víctima de la impopularidad, Hollande se vio forzado a renunciar a una impensable reelección. El PS eligió como candidato a presidente a un ‘izquierdista’ presumido, Benoît Hamon , que consiguió el, por entonces, peor resultado de la historia socialista: 6,36% de votos en la primera vuelta presidencial. Se aceleraba el hundimiento. Cinco años más tarde, Anne Hidalgo , alcaldesa de París, nacida en la provincia de Cádiz, agravaba esa catástrofe, consiguiendo el patético 1,75% en la primera vuelta presidencial del 10 de abril pasado. Culminaba la agonía y el hundimiento del PS , que fue el gran partido de las izquierdas francesas entre 1936 y 1938 y entre 1978 y 2017.

Ese partido en ruinas es el que ha aceptado «integrarse» en la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES), que consagra a Jean-Luc Mélenchon como líder máximo de todas las izquierdas francesas , al frente de su partido, La Francia Insumisa (LFI), con un programa rupturista: incumplimiento de las leyes y normas de la Unión Europea «siempre que no respeten los proyectos del gobierno francés»; salida de la Alianza Atlántica y la OTAN; restauración de la semana laboral de 40 horas; salario mínimo de 1.400 euros; y relaciones privilegiadas con Alianza Bolivariana (ALBA), con una diplomacia ‘equidistante’ entre Washington y Moscú.

Protagonista de un aldabonazo histórico, el Frente Popular, partido central de las izquierdas durante más de medio siglo, con una experiencia gubernamental de varias décadas, bajo el liderazgo de una docena larga de gobiernos y dos presidentes / jefes de Estado, el socialismo francés se encuentra hoy postrado de hinojos entre los escombros profanados de su propia historia.

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