Reik Machar, líder de los rebeldes
Reik Machar, líder de los rebeldes - AFP

Expertos de la ONU piden al Consejo de Seguridad un embargo de armas para Sudán del Sur

A pesar de los acuerdos de paz de agosto, Naciones Unidas denuncia los crímenes cometidos por los actores de un conflicto que se prolonga desde diciembre de 2013

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El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas debería imponer un embargo de armas a Sudán del Sur, según asegura un informe confidencial realizado por expertos de la organización.

El documento, al que ha tenido acceso en exclusiva la agencia Reuters, apela por la inclusión en estas sanciones del presidente, Salva Kiir, así como del antiguo vicepresidente, ahora convertido en líder rebelde, Riek Machar.

Recientemente, la propia ONU denunciaba que el Gobierno y las fuerzas rebeldes de Sudán del Sur, en conflicto desde diciembre de 2013, han perpetrado ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y violaciones en grupo.

«Muy pocos lugares en las zonas de conflicto han estado a salvo, ya que las partes han atacado intencionalmente refugios tradicionales, como lugares de culto, hospitales y, de vez en cuando, las bases de las Naciones Unidas», aseguraba el documento.

«Estos ataques revelan un desprecio chocante por la vida, con un número cada vez mayor de grupos armados involucrados en la violencia», añadía.

El origen de los enfrentamientos se remonta a finales de 2013, cuando el actual presidente, Salva Kiir, de la etnia dinka, acusó a su histórico rival político, el exvicepresidente Riek Machar, de la etnia nuer, de planear la toma del poder por la fuerza, lo que degeneró en disturbios armados en amplias regiones del país.

En agosto pasado, es cierto, ambos rivales acordaban poner fin a las hostilidades. Aunque nada de esto se ha producido. Es más, desde entonces, en las comarcas centrales y meridionales del estado de Unity, decenas de pueblos han sido arrasados, los cultivos de alimentos destruidos y el ganado saqueado, en una estrategia deliberada por el Gobierno y el Ejército para privar a los civiles de cualquier fuente de sustento y forzar su desplazamiento.

Medida poco efectiva

En la actualidad, ocho naciones del continente africano sufren un embargo de armas por parte de Naciones Unidas: República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Eritrea, Liberia, Libia, República Centroafricana, Somalia y Sudán (del norte).

Los datos, eso sí, demuestran que el mercado bélico goza de buena salud. Y no solo por el acuciante número de muertos. Ya en 2008, un estudio del grupo de vigilancia de Naciones Unidas aseguraba que, a pesar de la medida correctiva que impera en Somalia, hasta un 80 por ciento de las armas y municiones donados por la comunidad internacional al Gobierno de Mogadiscio terminaron en manos privadas.

A su vez, y de forma global, el gasto militar creció en un 91% en el continente africano desde 2005 hasta 2014.

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