Santrich, exjefe de las FARC, crónica de una fuga anunciada

El exguerrillero no se presentó este martes a su cita ante la Corte Suprema de Justicia para responder a una acusación de narcotráfico

El exguerrillero Jesús Santrich EFE

Poly Martínez

Todo lo de Jesús Santrich es como de show. Este reconocido líder de la otrora guerrilla de las FARC, negociador del Acuerdo de Paz en La Habana, tristemente famoso por sus comentarios irónicos y burlones frente a las víctimas de las FARC y su gusto por ser figura púbica, el martes a las 9:30 de la mañana volvió a protagonizar otro más de sus cuestionados actos: no se presentó ante la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia de Colombia y en ese momento pasó de ser un exguerrillero y congresista con un proceso judicial a prófugo de la justicia y miembro de la lista de más buscados por la Interpol.

La orden de captura de Seuxis Paucias Hernández Solarte, el nombre real de Jesús Santrich, la produjo el mismo día la propia Corte, tribunal ante el cual se había comprometido a comparecer –como lo había hecho ya en instancias previas, esta vez en calidad de aforado- para atender las acusaciones por narcotráfico derivadas de un famoso video en el que parece estar negociando un cargamento con narcotraficantes mexicanos, por lo cual una corte en Estados Unidos lo pidió en extradición en junio de 2018. La petición fue negada en abril de este año por la Corte Suprema, pues Santrich, al ser reconocido como congresista por el Consejo de Estado, debe ser juzgado por la Suprema, proceso que incumplió el martes.

Así lo señaló la instancia judicial: «Pese a que en un primer escenario el señor Hernández Solarte atendió las citaciones de las diferentes autoridades judiciales y en virtud de ello se le privilegio su derecho fundamental a la libertad, ahora, considerando las nuevas circunstancias, se resolvió dictar orden de captura con fines de indagatoria».

Petición de Iván Duque

Incumplida la cita, como era esperado –pocos pensaban que cumpliría el llamado de la Corte-, en la noche del martes el presidente Iván Duque solicitó formalmente todo el apoyo de la comunidad internacional y de la Interpol para dar con el paradero de Santrich, capturarlo y llevarlo ante la justicia.

Sin embargo, no pareciera muy probable pues desde su desaparición el pasado 30 de junio, luego de fugarse por la ventana de una casa donde se alojaba en el municipio de La Paz, en el norteño departamento del Cesar, cercano a la frontera con Venezuela, todos los entendidos afirman que está en el vecino país. Además, salió de la mano de su principal acompañante y guía, el chileno Juan Bautista Hernández , de quien la cadena radial Caracol informó tiene varias entradas y salidas de Venezuela, lo que evidencia que tiene fácil acceso a ese país.

Este nuevo capítulo Santrich avivó el debate en torno a si la Suprema había hecho bien en dejarlo en libertad inicialmente para que se presentara, en vez de darle medidas cautelares. Pareciera un hecho menor, en parte opacado por la polarización reinante y el contexto electoral que empiezan ya a vivir los colombianos, pero es significativo para el país pues lo que sí quedó claro es que a Santrich la justicia le respetó sobradamente todos sus derechos y el debido proceso, pero él incumplió y se fugó.

Y ese mensaje va directamente a otros excombatientes de las Farc que dudaban de si el Estado le cumpliría a Santrich. Tanto así, que el martes mismo el partido político de la FARC sacó un comunicado respaldando a la institucionalidad, anotando que Santrich había recibido plenas garantías y él, por decisión propia, le incumplió a la justicia, a lo pactado en el Acuerdo de Paz, a la palabra dada a su partido y al país. Todo muy al estilo Santrich.

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