Un niño bebe agua en un charco de la aldea etíope de Bule Duba
Un niño bebe agua en un charco de la aldea etíope de Bule Duba - Reuters

Etiopía, ante su peor sequía en 30 años

Los niveles ya superan a los de la crisis de 2011, que se saldó con una grave crisis humana

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Eran las siete de la mañana y Sarah Cephas comenzaba a golpear la tierra. Desde hacía dos meses, esta joven de la región deTurkana, en la frontera entre Kenia y Etiopía, repetía cada jornada su ritual, ahoyando el páramo en busca de pozos subterráneos que ayudarán a paliar la sed. En el camino, centenares de agujeros. El primero de ellos, la tumba de su hijo. «Perdí a mi bebé en junio, tan solo un mes después de haber dado a luz. Estaba seca y no tenía nada con que alimentarle», reconocía a ABC.

Entonces, en julio de 2011, el Cuerno de África se enfrentaba a una catástrofe humanitaria absoluta. Entre octubre de 2010 y abril de 2012, unas 258.000 personas murieron solo en Somalia

durante la hambruna, según un estudio publicado por las Naciones Unidas y la agencia estadounidense de cooperación USAID. Ahora, tres años después de su fin,resuena de nuevo en la región el fantasma de la crisis.

Etiopía está experimentando la peor sequía en 30 años, con niveles de necesidad aguda en todos los sectores humanitarios que ya superan lo visto en el Cuerno de África durante la crisis de 2011 y que se estima será mucho más grave en 2016.

Un reciente informe de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) advertía de que el impacto de la ausencia de lluvias de la pasada primavera se había visto agravado por el fenómeno climático conocido como «El Niño», al debilitar las precipitaciones de verano, determinantes en el sustento del 80-85 por ciento del país.

Zonas afectadas

Entre las áreas afectadas se encuentran el sur de Tigray, Este de Amhara, Afar o las zonas de la Baja Bale, en la Oromia.

Etiopía fue en 2011 el país que mejor supo capear el temporal de los tres países afectados (junto con Somalia y Kenia). No obstante, el Gobierno de Addis Abeba ya ha revelado que al menos 8,2 millones de personas se han visto afectadas por la sequía (8 por ciento de la población). De igual modo, Naciones Unidas advierte de que 15 millones de etíopes necesitarán ayuda de emergencia a comienzos del próximo año.

La ausencia de fondos ya incide, de forma directa, sobre los más débiles: solo en septiembre, cerca de 35.000 menores de edad fueron ingresados en hospitales con malnutrición grave (el número total de este año es de 250.000 niños).

Respuesta tardía de 2011

Declarada de forma oficial en julio de 2011 y «finiquitada» el febrero siguiente, la reacción internacional sobre la crisis que asoló entonces el Cuerno de África siempre pareció llegar demasiado tarde. Como destacaba entonces el centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU., en los primeros noventa días, murieron más de 29.000 menores de cinco años en Somalia. De igual modo, al menos 300.000 personas abandonaron el país huyendo de la sequía y los enfrentamientos armados.

Y no sería por falta de previsión en las señales. Dos meses antes, la propia Fewsnet ya había advertido de que el Cuerno de África se enfrentaba a una de las crisis alimentarias más graves de las últimas dos décadas.

En septiembre de 2010, el Departamento Meteorológico de Kenia aseguró que más del 80 por ciento del país se vería afectado por la sequía y pidió soluciones urgentes para proteger a la población de los efectos resultantes.

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