La historia de Aljazairli es de auténtica superación personal. Este joven refugiado sirio, ahora con 24 años, aterrizó en Londres hace tres y desde entonces no ha parado de soñar. Su vida ha dado un vuelco radical. Atrás ha quedado el escenario de guerra y miseria al que estaba acostumbrado y del que tuvo la suerte de escapar. Ahora su nueva vida está unida a las piscinas, en las que se entrena a diario con una meta: poder competir en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Con este ambicioso propósito, demuestra que no le tiene miedo al agua. La que precisamente estuvo a punto de arrebatarle también la vida cuando intentaba cruzar el Mediterráneo. Por fortuna, no era su momento. Se salvó pero con secuelas que apenas le permitían nadar, hasta ahora. Porque su imparable esfuerzo e ilusión no conoce fronteras. -Redacción-
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