El primer ministro de Baviera durante su llegada a una reunión urgente el día después del ataque en Munich
El primer ministro de Baviera durante su llegada a una reunión urgente el día después del ataque en Munich - AFP

El estado de Baviera lleva la contraria a Merkel y pide más controles a los refugiados

El primer ministro bávaro ha dicho que «debemos saber quién está en el país»

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El primer ministro de Baviera, Horst Seehofer, reclamó ayer tras los atentados registrados en los últimos días en el estado federado más controles sobre los refugiados en Alemania, tanto a su entrada en el país como después, y planteó revisar la prohibición de no expulsar a nadie a regiones en guerra.

«Debemos saber quién está en el país», subrayó Seehofer, cuyo partido es socio en el gobierno de coalición de Angela Merkel, en declaraciones al diario Süddeutsche Zeitung.

El Gobierno bávaro tenía previsto celebrar hoy una reunión en las orillas del lago Tegern y la cita estará centrada en el refuerzo de las medidas de seguridad tras la violencia que ha azotado en los últimos días al estado, desde el tiroteo en el centro comercial de Múnich, con nueve personas asesinadas, a los dos atentados protagonizados por refugiados reivindicados por Daesh.

«Entre nosotros viven muchos refugiados con una vida dura y debemos ayudarles. Pero entre ellos hay desgraciadamente también gente con un potencial de violencia terrible. Eso no es una lanzar una sospecha generalizada, sino un hecho», subrayó Seehofer después de que el ministro alemán de Interior, Thomas de Maizière, pidiera ayer no mezclar el debate de la seguridad y el de los refugiados.

El primer ministro de Baviera, crítico desde hace meses con la política de asilo de la canciller, avanzó en declaraciones al periódico Münchner Merkur que, a su juicio, será también necesario revisar la prohibición general que existe ahora de devolver a extranjeros sin derecho a asilo a regiones en guerra si éstos comenten actos delictivos en el país o suponen un peligro.

Según Armin Schuster, uno de los responsables de Interior de la Unión Cristianodemócrata (CDU) que lidera Merkel, «algunos tienen la impresión de que pueden permitirse todo porque no entienden que el estado responda de forma tan suave ante las violaciones de la ley».

Frente a la «cultura de la acogida» que defendió y elogió durante meses Merkel, Schuster subrayó al diario Stuttgarter Zeitung la necesidad de «una cultura de la expulsión» para garantizar que quien no tiene derecho a asilo abandona el país.

El solicitud de asilo del sirio de 27 años que detonó el domingo en Ansbach una bomba junto a una festival al aire libre había sido denegada hace un año al comprobarse que había recibido previamente protección en Bulgaria, pero suspendió la orden de expulsión por los problemas de salud -primero físicos y luego psicológicos- del joven. El pasado 13 de julio se le informó de que se había reactivado esa orden de expulsión y que tenía treinta días para abandonar el país.

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