Theresa May a las puertas de la sede de Gobierno
Theresa May a las puertas de la sede de Gobierno - AFP

May escribió un artículo en 2007 que desdice su estrategia actual en el Brexit

Exigía que las negociaciones del Gobierno con la UE estuviesen bajo el control del Parlamento, lo contrario que dice ahora

LONDRES Actualizado: Guardar
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El pasado siempre deja huella, y si es por escrito, todavía más. Theresa May escribió en 2007 un artículo para Politeia, un centro de pensamiento de derecha, en el que defendía que el Gobierno debería someterse al Parlamento en sus negociaciones con la UE. El texto, recuperado por “The Times”, supone un desdoro para May, porque hoy como primera ministra sostiene todo lo contrario: el Ejecutivo tiene todo el poder para negociar con Europa sin que su estrategia tenga que ser validada por los Comunes.

El debate sobre si el Parlamento debe tener voz y voto en la inminente negociación de salida de la UE se ha convertido en un asunto estelar de la política británica. El Tribunal Supremo estudia estos días un recurso que exige que el Gobierno tenga que someterse a una votación parlamentaria antes de activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que iniciará la salida de la UE y tiene previsto invocar antes de finales de marzo.

La sentencia se conocerá en breve y podría ser un serio revés para May, que ha enfatizado que la estrategia negociadora debe ser lo más secretista posible, para no dar ventajas a Bruselas.

El Gobierno solo acepta dar información al Parlamento y está dispuesto a que haya una votación sobre el acuerdo final, pero se niega en redondo a que se vote sobre la activación del artículo 50. Hay que recordar que en los días del referéndum, los diputados de los Comunes estaban abrumadoramente a favor de la permanencia.

El artículo de May de 2007 fue escrito por su negro habitual, su asesor principal, Nick Timothy, que ejerce una enorme influencia sobre ella, hasta el punto de que algunos ministros lo apodan “el Rasputín” del Número 10, en alusión al extraño monje que se adueñó de la voluntad de la familia del último zar de Rusia.

Incongruencias

May defendía entonces que es “imposible anular al Parlamento” en las negociaciones con la Unión Europea. Exigía que antes de negociar con Bruselas los ministros presentasen sus planes a una comisión especial de los Comunes. “Los ministros deberán ganar su aprobación antes de hablar con la UE” y “los que no cumplan tendrán que renunciar”. Es decir: control total del Parlamento sobre las negociaciones. May era por entonces “presidenta en la sombra” de la Cámara de los Comunes en el Partido Conservador.

Ante el sonrojo que supone la aparición de este artículo, los portavoces del Número 10 alegan que la situación era diferente. Según explican, May buscaba entonces que el Reino Unido tuviese más soberanía frente a Bruselas. “En cambio ahora –añaden- hemos de negociar una nueva relación con la UE basada en el mandato del pueblo en el referéndum”.

No es la única incongruencia de la actual premier. Cuando Gordon Brown ascendió a primer ministro relevando a Tony Blair sin pasar por las urnas, la diputada Theresa May exigió elecciones y puso en solfa la legitimidad de Brown. Hoy ella está en la misma situación, ha heredado el cargo de Cameron, al que le quedaban todavía cuatro años de mandato, pero por ahora ha anunciado que no tiene intención alguna de convocar elecciones.

La pretensión de May de ignorar al Parlamento en la activación del artículo 50 ha dado lugar a un lobby con diputados de todos los partidos que se han movilizado para lograr un voto de la Cámara. Ente ellos figuran Ed Miliband y Nick Clegg, los antiguos líderes laborista y liberal, y algunos diputados tories.

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