Erdogan «reconquista» Santa Sofía y se burla de Occidente

Pesar en el orbe cristiano por la conversión en mezquita de la basílica de Estambul y los primeros actos islámicos desde 1935

Erdogan, con micrófono, ayer en las oraciones musulmanas en Santa Sofía AFP

M. Ayestaran/B. Castiella

Recep Tayyip Erdogan cumplió «un sueño de juventud» y rezó en la primera fila de la reconvertida Gran Mezquita de Santa Sofía . Dos semanas después de firmar el decreto para que el templo pasara de museo a mezquita, el presidente encabezó una oración multitudinaria repleta de símbolos y gestos que evocaron a 1453, cuando el Sultán Mehmed II conquistó la entonces Constantinopla y con ella el que había sido mayor templo de la cristiandad durante casi un siglo. «Santa Sofía estará al servicio de todos los musulmanes como mezquita y de toda la humanidad como patrimonio cultural», declaró el mandatario islamista frente a la tumba de Mehmed «el conquistador», que visitó nada más terminar un rezo en el que él mismo recitó en público varios versos del Corán.

Erdogan y un grupo numeroso de invitados estuvieron en el interior de una Santa Sofía cubierta con una alfombra verde de lana de 2.000 metros cuadros para no dañar el suelo y con los mosaicos bizantinos estratégicamente tapados con cortinas, para cumplir con los preceptos del islam. El imam encargado de dirigir la oración, Ali Erbas, presidente de la Dirección de Asuntos Religiosos, ascendió a un mimbar flanqueado por dos banderas verdes con una espada en su mano, símbolo de la conquista otomana. «El islam crece y los turcos están construyendo un nuevo futuro» , señaló el religioso durante su intervención en esta jornada histórica que se retransmitió en directo por televisión. En las imágenes se veía a miles de personas en los alrededores del templo -350.000, según Erdogan-, muchos de ellos con camisetas y pins especiales diseñados para la ocasión con los rostros de Erdogan y Mehmed II.

Este enorme templo nació como «Santa Sofía de Constantinopla», icono del Imperio Bizantino, y era sede del patriarca ortodoxo y lugar de coronaciones hasta la conquista otomana. Entonces se taparon los símbolos ortodoxos, se levantaron los minaretes y hasta 1935 fue mezquita. Ese año, Mustafá Kemal Ataturk, creador de la Turquía moderna, ordenó el final del culto y que pasara a ser un museo. Pero 86 años después Erdogan vuelve a variar su estatus.

«Santa Sofía servía a Erdogan para lamentar las ‘injusticias padecidas por los piadosos turcos’. A partir de ahora será una más de las 3.200 mezquitas de Estambul y sería una sorpresa ver más de cien personas rezando dentro de pocos meses», señaló en su cuenta de Twitter el analista Soner Cagaptay, autor de libros como «El imperio de Erdogan». En declaraciones al canal alemán DW, el Nobel de Literatura turco, Orhan Pamuk, calificó la reconversión de «mensaje populista que demuestra que Erdogan no respeta más el secularismo del fundador de la Turquía moderna, Mustafa Kemal Ataturk. Quieren enviar al exterior el mensaje de que no estamos contentos con Occidente y ese no es un mensaje que me gusta».

El jefe de la oposición, Kemal Kilicdaroglu, del partido republicano CHP, no estuvo presente en el primer rezo no porque se opusiera a la reconversión, sino porque no veía necesario que la ceremonia tuviera que convertirse en un espectáculo mediático, según recogieron los medios locales.

En la vecina Grecia comenzaron a oírse las campanas de muchas iglesias ortodoxas de todo el país a la hora en la que comenzaron los rezos, lamentando este hecho en un monumento que para los griegos sigue siendo un símbolo importante de Bizancio y de la religión cristiana: fundado y construido por emperadores bizantinos, un símbolo del cristianismo y de la identidad pluralista de la ciudad de Estambul, antigua capital del imperio bizantino. El Arzobispo de Atenas y Primado de la Iglesia Ortodoxa Griega encabezó una letanía en la Catedral de Atenas a la misma hora, y declaró que era un «día de luto y sufrimiento para toda la Ortodoxia, el Cristianismo y el Helenismo».

La fecha coincidía con el aniversario de la restauración de la democracia en 1974 y el regreso del político Constanino Karamanlis tras la caída de la Junta de los Coroneles. El primer ministro Kiriakos Mitsotakis envió un mensaje a los millones de cristianos greco ortodoxos, insistiendo que el cambio de estatus de Santa Sofía no era «una muestra de poder, sino evidencia de debilidad».Y hasta el presidente Donald Trump expresó su preocupación al Arzobispo Greco Ortodoxo de América, Mons. Elpidoforos, sobre la protección de los derechos humanos y las libertades religiosas en Turquía.

También el mundo cultural está sorprendido y hasta indignado: se considera que Turquía no cumple sus obligaciones con la UNESCO y «es un golpe indiscutible al patrimonio cultural de la humanidad», como afirma un comunicado del Ministro de Exteriores heleno, recordando la Convención de la Unesco de 1972. El comunicado griego también resalta que en un momento en el que se necesitan convergencias y pasos unificadores, «los movimientos que incitan a las divisiones religiosas y culturales y amplían las grietas en lugar de salvarlos, no contribuyen a la comprensión y al acercamiento de los pueblos».

El cambio de uso del monumento, además de su simbolismo, representa importantes riesgos para la estructura del edificio así como la de los valiosos mosaicos y otras obras de arte de su interior, que se podrían ver dañadas o quizás sean tapadas en el próximo futuro. En la ceremonia de ayer se habían colocado nuevas alfombras con símbolos otomanes en el suelo y grandes cortinas escondían los frescos que representan a la Virgen y el Niño .

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