Erdogan tras la oración del viernes en Ankara, Turquía
Erdogan tras la oración del viernes en Ankara, Turquía - AFP

Erdogan quita el pasaporte a 11.000 funcionarios «sospechosos»

El Gobierno prepara una reorganización a fondo de las Fuerzas Armadas

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Las autoridades turcas continúan tomando medidas extraordinarias y de una escala sin precedentes en la historia reciente del país. La última decisión, anunciada por el ministro del Interior, Efkan Ala, ha sido la de retirar 10.856 pasaportes de funcionarios turcos, de los que el Gobierno sospecha que pueden tener algún tipo de relación con el fallido golpe de Estado de hace una semana.

No ha sido la única medida anunciada por Ala. La Gendarmería, una policía militarizada que hasta ahora se mantenía parcialmente bajo las órdenes del Ejército, pasa ahora a ser competencia completa del Ministerio de Interior. Fue uno de los cuerpos que con más decisión hicieron frente a la asonada.

Las autoridades turcas aumentan su ofensiva legal para limpiar el país del «virus golpista», según las palabras del presidente Erdogan.

Sin embargo, estos movimientos son vistos con preocupación por la UE, que teme que el Ejecutivo esté yendo muy lejos. Asimismo, el líder de la oposición, Kemal Kiliçdaroglu, ha pedido al Gobierno que no convierta las investigaciones tras el golpe de Estado en una «caza de brujas».

Ayer agentes policiales registraron la casa de Saif Sefa, el director del portal de noticias Haberdar. Además, según informó el propio Sefa, uno de los editores de la publicación fue arrestado. Las detenciones se producen incluso en las instituciones más cercanas al corazón del Estado, como se vio en la orden de captura de 300 soldados de la Guardia Presidencial.

Otra duda planea sobre el Estado turco: el papel jugado por los servicios de inteligencia durante el alzamiento militar. En una entrevista con la agencia Reuters, Erdogan señaló que no pudo contactar con el jefe de la agencia nacional de inteligencia (MIT) durante la noche del golpe. Y añadió: «Está muy claro que hubo fallos y deficiencias significativas en nuestra inteligencia, no tiene sentido esconderlo o negarlo».

«Sangre nueva»

El presidente también hizo referencia a una profunda reorganización de las Fuerzas Armadas, al señalar que necesitan «sangre nueva». Nadie duda de que esto significa sustituciones, otra vez, masivas. El Consejo Supremo Militar Turco (YAS) se reunirá la semana que viene para concretar la reestructuración tras la asonada. Esta reunión clave se adelanta a su fecha habitual debido a la situación extraordinaria que atraviesa el país.

En el aire también está la próxima relación con los Estados Unidos. Allí reside Fetula Gülen, el clérigo musulmán acusado por Ankara de estar detrás del alzamiento. El presidente estadounidense Barack Obama volvió a asegurar ayer que su país ni apoyó el golpe ni tenía conocimiento de estos hechos, una idea muy extendida entre la sociedad turca, especialmente entre los partidarios más acérrimos de Erdogan.

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