Emmanuel Macron, con su esposa Brigitte Trogneux
Emmanuel Macron, con su esposa Brigitte Trogneux - Afp

Emmanuel Macron, ni de izquierdas ni de derechas

Versión francesa de Renzi o Trudeau, el candidato centrista es un maestro del márketing político

París Actualizado: Guardar
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Emmanuel Macron, gran favorito al Elíseo frente a Marine Le Pen, ha ganado la primera vuelta con talento de prestidigitador. Pese a su pasado al mando del ministerio de Economía del Gobierno Hollande-Valls, un legado envenenado para el partido socialista y su líder, Benoît Hamon -crítico de la línea del Ejecutivo-, en estas elecciones, Macron ha ganado el 24,01% del sufragio.

Durante meses, el antiguo consejero del presidente ha trazado su camino a las presidenciales ocultando el guisante a toda velocidad. Dimitió el 31 de agosto de 2016, lo suficientemente pronto para no verse arrastrado por la debacle socialista, pero después de darse a conocer en el escenario político francés.

Nombrado ministro en agosto de 2014, no paró hasta hacerse un nombre y una red de afines.

Comprendió los desafíos de la socialdemocracia, en un contexto de austeridad marcado por Bruselas.

Social-reformista y huidizo de las etiquetas -«ni de izquierdas ni de derechas»-, Macron es la versión francesa de los Trudeau o Renzi, un maestro de la publicidad y del márketing político. «Ha seducido a muchos hombres de negocios, especialmente por el temor que hay a los extremos, Mélenchon y Le Pen, que provocan muchísimo miedo aquí», comentó a ABC Jean Pierre, banquero de La Défense, el barrio financiero de París. «Me he resignado a votar a Macron como desesperanza con el resto», agrega.

«Macron ha conseguido liberarse de la pesada carga de al presidencia de Hollande»
Thomas Vitiello , doctorando de Sciences Po

«Macron ha conseguido liberarse de la pesada carga de la presidencia de Hollande y del Gobierno en el que ha participado porque no ha hecho carrera política. Su perfil era atípico al venir de la banca y llegar como consejero. Además, dimitió lo bastante pronto como para construirse una imagen un poco independiente con respecto al Gobierno y su programa económico dista bastante del de Hollande en 2012», apunta Thomas Vitiello, doctorando de la elitista Sciences Po.

«Entre la gripe y el cólera, entre seguir la decadencia de Hollande y la catástrofe inmediata -política, social y financiera- que sería una salida unilateral del euro, la elección es obvia», escribe el editorialista de Le Figaro en la edición de este lunes.

Un partido de la nada

En las semanas previas a esta primera vuelta, Macron sufrió una leve caída en las encuestas ante el empuje de Mélenchon a su izquierda y la remontada de Fillon por la derecha. Frente a estos euroescépticos, Macron fue el único en campaña en ondear orgulloso la bandera de la Unión Europea, en hacer un llamamiento a los universitarios e investigadores afectados por los intentos de veto musulmán de Donald Trump.

Pese al hándicap de fundar un partido de la nada, sin bases ni tradición política, el «¡En Marcha!» de Macron se ha colocado en cabeza en la primera vuelta, anulando la ola populista de izquierdas de Jean-Luc Mélenchon y de la ultraderecha racista de Marine Le Pen. Y ha derrotado a formaciones con décadas de experiencia electoral, Los Republicanos de Fillon y el Partido Socialista con Hamon.

Para muchos votantes como Fabrice, de unos sesenta años, Macron suponía la esperanza de modernizar la economía francesa; un presidente que conozca perfectamente la nueva economía de Google, Airbnb o BlaBlaCar. Para sus detractores, en cambio, el exbanquero se olvidó de la ecología porque prefirió lo nuclear, y sobre todo votar contra él suponía votar contra su proyecto de «uberizar» Francia.

«La adaptación del Estado a la economía colaborativa es una de las principales apuestas de Macron»
Harold Hyman , especialista geopolítico de CNews

«La adaptación del Estado a la economía colaborativa es una de las principales apuestas de Macron y que le ha diferenciado del resto. También para ganarse a una buena parte de la juventud árabe de los suburbios, que ve esta vía como la única manera de entrar en el sistema laboral», asegura a ABC Harold Hyman, especialista geopolítico de la cadena francesa de información CNews.

Amigo de Hollande desde hace años, el presidente francés lo eligió como consejero económico y de ahí consiguió llegar a la cima del Ministerio. «Macron formaba parte de su camarilla de social liberales, también recibió el apoyo de Radio Francia y de los bancos.

El joven candidato ha sabido explotar esta corriente, deseada por los empresarios, tras la desacreditación de Hollande y el Partido Socialista», agrega Hyman. «Tengo la sensación de que escucharemos hablar de ti bien pronto», recuerda « Le Monde» sobre las palabras que dedicaron sus compañeros de gabinete tras la decisión de dimitir.

Liberalismo económico con políticas sociales

Macron había rumiado durante meses -desde agosto de 2015, según su entorno- el que iba a ser su plan para ser el candidato ganador de 2017. «Es improbable que algún partido consiga mayoría en las legislativas. Quien gane la segunda vuelta recibirá un buen respaldo al verse favorecido por la ola de popularidad que acompaña al vencedor, pero necesitará muchos apoyos», apunta Vitiello.

Sobre si será una esperanza para Francia en caso de ganar la segunda vuelta, Macron -dice Barah Mikail, fundador de la consultora Stractegia- lo tendrá difícil para imponer lo que ha prometido en campaña: liberalismo económico, pero con políticas sociales.

De momento, en la noche electoral, jóvenes de extrema izquierda se manifestaron en plazas como la de République con cánticos como «¡Ni patria ni patrón, Ni Le Pen ni Macron!» y la sede central en París de la Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT), primer sindicato del país, fue asaltada después que hicieran público su apoyo al liberal en la segunda vuelta. Y a la derecha, seguidores de Los Republicanos pueden verse aterrados ante la continuidad de un hombre de Hollande.

Pero este maestro del márketing político, capaz de hacer piruetas con botellas en vídeos de Twitter sin arrugarse el traje, se prepara para continuar con los malabarismos en las próximas fechas.

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