EE.UU. termina hoy de evacuar a sus nacionales de un país bloqueado por el terror

Las operaciones de ayer fueron más lentas como consecuencia de los atentados junto al aeropuerto de Kabul

Las diferencias entre el ISIS, Al Qaeda y el régimen talibán

Evacuados de Afganistán por cada país

Ciudadanos afganos muestran su documentación a los soldados extranjeros para poder huir del país EFE/ EP

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La evacuación de Afganistán se ha convertido en un callejón sin salida: el presidente de EE.UU., Joe Biden , se mantiene firme en su propósito de cumplir el plazo del 31 de agosto , lo que exige un ritmo de salida descomunal para los últimos días de la operación; pero, al mismo tiempo, llegar al aeropuerto de Kabul, única vía de salida para la gran mayoría de afganos y extranjeros que siguen en el país, se ha convertido en misión casi imposible.

Ya lo era ayer antes de que se produjera el ataque terrorista en las inmediaciones del aeropuerto, con dos explosiones, una en el principal acceso para afganos que colaboraron con EE.UU. y el otro en un hotel cercano utilizado por el Reino Unido para procesar los papeles de refugiados. Desde la mañana anterior, la Embajada de EE.UU. advertía a los estadounidenses que quedan por repatriar que no se acercaran al aeropuerto y recomendaba «salida inmediata» a todo aquel que estuviera cerca del aeródromo.

Después de que estallaran las bombas, la oficina diplomática mantenía ayer la exigencia de que nadie fuera al aeropuerto y de que todo el mundo se alejara de él, ante la amenaza de que hubiera más atentados. Es decir, a la vez que el presidente de EE.UU. mantiene que no esperarán más para el repliegue de tropas, su embajada pedía que nadie fuera al aeropuerto. Con todas las regiones fronterizas controladas por talibanes, la salida de Afganistán estaba, en la práctica, bloqueada

Impacto de las explosiones

La amenaza creciente de un atentado había sido discutida por Biden y sus altos cargos en los últimos días como un motivo para acelerar la evacuación y salir de Afganistán lo antes posible. Habrá que ver si sus planes cambian ante el impacto que las explosiones han podido tener en la operación. El ritmo de la evacuación ya había caído incluso antes del atentado. Entre la mañana del miércoles y la de ayer, según los datos de la Casa Blanca, salieron 13.400 personas de Kabul –algo más de cinco mil en aviones militares de EE.UU.–, muy por debajo de las más de veinte mil del periodo anterior. Es muy probable que ayer el tráfico fuera todavía menor como consecuencia de los atentados.

Todo esto dificulta la principal promesa de Biden sobre la salida de Afganistán: que todos los estadounidenses que deseen volver a su país lo hagan. «Os sacaremos de allí», repitió muchas veces el presidente. Según su secretario de Estado, Antony Blinken , el miércoles había cerca de 1.500 estadounidenses todavía en Afganistán. De ellos, 500 eran ciudadanos localizados y que se sabían que buscaban salir del país. El resto son personas cuya nacionalidad estadounidense o su deseo de salir no estaba claro. Según aseguró una fuente gubernamental a la cadena CNN, ayer quedaban 150 estadounidenses que todavía no habían sido capaces de llegar al aeropuerto. En los últimos días, el Ejército de EE.UU. ha realizado varias operaciones fuera del perímetro del aeródromo para transportar a nacionales hacia su evacuación.

Esa misma fuente aseguró que el plazo para la evacuación era de 36 horas, es decir, que la salida de civiles se cerraría la noche de hoy viernes. A partir de entonces y hasta el 31 de agosto, los esfuerzos se centrarían en el repliegue de las tropas que quedan en Kabul , unos 5.800 soldados estadounidenses más algunos miembros de las fuerzas especiales del Ejército de Afganistán.

El portavoz del Pentágono, John Kirby , desmintió ayer esa información y aseguró que la evacuación «no se cerrará en 36 horas» y que «seguiremos evacuando tanta gente como podamos hasta el final de la misión».

Eso puede ser una garantía para el puñado de estadounidenses que quedan en Afganistán. Pero no para los más de 200.000 afganos en riesgo bajo control talibán, incluido el personal que trabajó en su embajada y miles de colaboradores de su ejército, a los que Washington les prometió poner a salvo y que, con la cuenta atrás en marcha y en medio de ataques terroristas, es difícil que puedan salir del país a tiempo.

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