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Barack Obama - AFP

EE.UU. renuncia a la paciencia estratégica con Pyongyang

Lidera el reforzamiento de sanciones contra Corea del Norte tras la supuesta detonación de una bomba H

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No serán las primeras, y quién sabe si las últimas, pero habrá más sanciones a Corea del Norte. Respaldado por la urgente resolución aprobada por unanimidad por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, tras la supuesta explosión de una bomba de hidrógeno, Estados Unidos está impulsando más medidas de presión contra Pyongyang.

Que se muestre convencido de que se trató realmente de una prueba nuclear de menor potencia y capacidad destructiva no va a impedir que Washington impulse nuevas sanciones, asumiendo que se trata de una «flagrante provocación» del régimen totalitario.

Tras el dificultoso acuerdo nuclear con Irán, uno de los desvelos de Barack Obama, retorna la «preocupación» a la Casa Blanca, que asume que su «paciencia estratégica» con Kim Jong-un «no está dando sus frutos», en palabras del portavoz Josh Earnest.

El presidente mantuvo ayer una conversación telefónica de veinte minutos con el más interesado en replicar a los delirios de grandeza del dictador, su vecino y enemigo, el presidente de Corea del Sur, Park Geun-Hye. Obama pretende forjar un núcleo duro en el que participe también su otro gran aliado asiático, Japón. Según informó la oficina del presidente surcoreano, el mandatario estadounidense se mostró convencido de la necesidad de aplicar sanciones más fuertes y nítidas» a Corea del Norte, para lo que «destacó la importancia de que sean estrechamente coordinadas» entre los tres países.

La desafiante prueba de Corea del Norte viene precedida de dos ensayos nucleares y una prueba con misiles durante el mandato de Obama, después de los cuales Estados Unidos y sus aliados asiáticos ya impulsaron sanciones al régimen norcoreano, bajo el paraguas de Naciones Unidas.

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