Trump exonera al sheriff más duro con los inmigrantes

El perdón presidencial a Joe Arpaio, condenado a seis meses de cárcel, es un gesto polémico para contentar a sus basesl

Trump y Arpeio, juntos en un acto electroral de Trump en 2016 AFP

JAVIER ANSORENA

Joe Arpaio, que se apodaba a sí mismo el sheriff más duro de América», es un símbolo en EE.UU. de los excesos de la lucha contra la inmigración ilegal. Hace un mes fue condenado a seis meses de cárcel por hacer caso omiso a la Justicia en sus prácticas racistas contra los inmigrantes: los detenía simplemente por su apariencia de hispanos, sin que hubiera evidencias de que hubieran cometido algún delito. Arpaio, que ejercía como sheriff en una zona fronteriza de Arizona con México y que además ganó fama por las condiciones duras que infringía a los detenidos, no irá a prisión por intervención de un aliado en la cruzada antiinmigración: Donald Trump.

El presidente de EE.UU. tiene la potestad de exonerar penalmente y este viernes acudió en socorro de Arpaio, un personaje polarizador que lo será todavía más a partir de ahora. Lo hizo por la noche, cuando buena parte del país estaba pendiente de la tormenta que amenazaba con sembrar de destrucción parte de la costa de Texas, y pocos días después de un mitin en Phoenix –la principal ciudad de Arizona– en la que dijo que de momento no perdonaría a Arpaio porque sería «demasiado polémico». Trump todavía lidiaba con las críticas a su decepcionante reacción a la violencia en Charlottesville, y se limitó a decir que a Arpaio «estará bien».

Solo tres días más tarde anunció el perdón presidencial, sin ninguna referencia a las razones de su condena y elogiando su servicio en el ejército y en las fuerzas de seguridad. No es la primera exoneración polémica que hace un presidente –George H.W. Bush, Bill Clinton o Barack Obama ya tuvieron las suyas–, pero es muy poco habitual el modo en la que la hecho Trump: sin un informe al Departamento de Justicia, solo un mes después de la condena, sin que ni siquiera Arpaio la haya empezado a cumplir y cuando el presidente lleva poco más de medio año en la Casa Blanca. Este tipo de perdones se administran al final de un mandato.

Quizá Trump necesitaba un gesto para sus incondicionales, tras la salida del peso pesado del ultranacionalismo en la Casa Blanca, Steve Bannon, y sin muchas victorias políticas de las que presumir. Las críticas le han llovido desde la oposición y organizaciones de derechos civiles. La ACLU calificó el perdón de Trump como un «apoyo presidencial al racismo», mientras que el diputado demócrata Rubén Gallego le tildó de «cobarde» por aprovechar el huracán para «perdonar a un exsheriff racista».

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