Dificultades de Merkel para formar gobierno con sus socios bávaros

La separación del CSU y del CDU abriría una falla geológica entre los conservadores alemanes que daría fin a una era política

Horst Seehofer y Angela Merkel REUTERS

ROSALÍA SÁNCHEZ

Merkel lleva dos semanas dando largas. Mientras Los Verdes y los amarillos liberales del FDP se aprestaban a poner sus colores a disposición de la «Coalición Jamaica» , denominada así por la composición cromática de la bandera del país caribeño, la canciller dejaba pasar los días, regodeándose en el calvario de su más estrecho socio y principal dolor de muelas durante la última legislatura, el presidente de Baviera y líder de la Unión Socialcristiana (CSU) Horst Seehofer . «No podríamos explicar a los votantes que nos sentamos a negociar sin haber antes aclarado todo con la CSU», explican fuentes de la Cancillería, las mismas que confirman que Merkel y Seehofer han mantenido varias conversaciones telefónicas hasta acercar posturas y que el domingo se harán, por fin, la foto que dé inicio a la negociación de formación de gobierno.

El problema de Seehofer es que su resultado electoral en Baviera ha sido peor incluso que el de Merkel a escala federal, con una pérdida del 10,5% de los votos respecto a la última votación, por lo que su enemigo interno, el hasta ahora ministro regional de Finanzas Markus Söder, se ha lanzado como ave rapaz sobre su liderazgo, arrastrando a varios miembros de la directiva que han considerado en voz alta su sucesión al frente del partido. Seehofer, en su huida hacia adelante, ha llegado a cuestionar la alianza que desde la fundación de la República Federal ha unido a CSU y CDU , que vienen presentándose conjuntamente a las elecciones desde 1949. Su separación abriría una falla geológica entre los conservadores alemanes que daría fin, sin duda, a una era política, por lo que su propio partido le ha parado los pies. Todo esto pasaba en Múnich mientras Merkel y Seehofer hablaban por teléfono e iban moviendo ficha por turnos para articular una posición conjunta de salida en la carrera de la formación de gobierno.

Seehofer ha exigido un techo de admisión de 200.000 refugiados al año, al que Merkel se negaba pero para el que seguramente termine encontrando otra denominación que no sea «techo de admisión». Además ha pedido moras financieras para Baviera, como una pensión de jubilación para las amas de casa, alegando que difícilmente podrá hacer frente a los ultras de Alternativa para Alemania (AfD) si no logra ofrecer algo realmente jugoso en las próximas elecciones regionales bávaras. Por ese mismo motivo exige señales claras que muestren que el dinero del contribuyente alemán no volverá jamás a volar a los indisciplinados países periféricos de la UE. Para ambas peticiones ha encontrado Merkel la solución. En primer lugar, al encuentro que mantendrán el domingo las directivas de los dos partidos se llevará al hasta ahora ministro de Finanzas e inflexible defensor de la disciplina del ahorro Wolfgang Schäuble , que a pesar de que deja el cargo para ocupar la presidencia del parlamento alemán, luchará esta última batalla como adalid de la disciplina del gasto y contra la creación de pensiones populistas. Respecto al futuro de Europa, no ha trascendido la estrategia de Merkel, pero el lunes, el día después de la primera reunión con Seehofer, la canciller alemana ha reservado espacio en su agenda para dejarse fotografiar del brazo de Macron con la excusa de la Feria del Libro de Fráncfort, lo que quiere decir que no tiene pensado bloquear , al menos de entrada, los planes de reforma europea presentados ya por el presidente francés.

Un lugar en la historia

Liberada de la presión de la reelección en 2021, Merkel está ya centrada en diseñar su lugar en la historia, un objetivo muy por encima de los detalles de diseño de la Coalición Jamaica que, a pesar de las aparentes dificultades por tratarse de partidos casi enfrentados en el frente político, no reviste demasiadas dificultades para la canciller. Los Verdes ya determinaron en un pequeño congreso el 30 de septiembre la identidad de los 14 negociadores que se sentarán a la mesa con la premisa «por supuesto queremos gobernar y por supuesto no hace falta para ello vender nuestras ideas» , en palabras del jefe del grupo parlamentario Anton Hofreiter, que adelanta los tres temas en los que los verdes esperan mantenerse firmes: la protección del clima, la política de refugiados y la justicia social. Los liberales del FDP , por su parte, exigen la cartera de Finanzas, algo que Merkel podría permitirse, sobre todo porque Schäuble ha dejado los presupuestos arregladitos para los próximos dos o tres años. Sólo falta por saber qué quiere Merkel y todo apunta a que en esa negociación dejará hacer porque su objetivo está fijado a más largo plazo.

Y no hay especial prisa. Los partidos se dan de plazo hasta Navidad para sacar adelante el plan Jamaica y antes hay que dejar pasar las elecciones regionales de Baja Sajonia el 15 de octubre, en las que las encuestas avanzas que la CDU y el Partido Socialdemócrata (SPD) están igualados en un 33% de intención de voto.

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