Desbandada en la cumbre de inversores en Arabia Saudí por el «escándalo Khashoggi»

Tras el registro del Consulado de Riad en Estambul, Erdogan apunta a que se manipularon pruebas del asesinato del periodista: «había material recién pintado»

El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, y su colega saudí, Al Jubeir, ayer en Riad REUTERS

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Los días pasan, el paradero del periodista saudí crítico Jamal Khasoggi sigue siendo una incógnita y la presión sobre Arabia Saudí es cada vez mayor. Mientras que en Estambul el equipo investigador turco tuvo acceso a la residencia del cónsul saudí para seguir con la recopilación de pruebas , el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, se entrevistó en Riad con el Rey Salman, el Príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, y el ministro de Exteriores, Adel Al Jubeir. En el transcurso de estos encuentros los dirigentes del reino le trasladaron que están de acuerdo con «la importancia de una investigación exhaustiva, transparente» y en un tiempo razonable, pero no ofrecieron detalle alguno sobre la marcha de las pesquisas.

Después de dos semanas de espera los policías, fiscales y forenses turcos pudieron acceder al consulado la tarde del lunes y durante nueve horas trabajaron sin descanso. El presidente, Recep Tayyip Erdogan, afirmó ayer que durante el registro se investigó de forma especial el uso de materiales «tóxicos» y «cosas que se eliminaron pintando encima» en los últimos días. Según la emisora CNNTürk, los expertos turcos buscaron rastros de sangre y muestras de ADN de Khashoggi empleando luz especial ultravioleta y un compuesto químico llamado Luminol. El equipo accedió a todas las plantas del edificio y el jardín y entre las muestras que se llevó había desde tierra hasta una puerta metálica, informaron los medios locales.

Los expertos abandonaron el lugar de madrugada y pocas horas después se trasladaron hasta la vecina residencia oficial del cónsul, que poco antes salió del país en un avión comercial rumbo a Riad, según los medios turcos.

Poco después de las declaraciones de Erdogan, la CNN afirmó -basándose en testimonios de funcionarios turcos -que el cuerpo de Khashoggi fue cortado en piezas, una tesis que ya adelantó hace días «The New York Times».

La primera consecuencia de este caso es la desbandada internacional de la cumbre económica conocida como «Davos del desierto» , que acogerá Riad la próxima semana y de la que cada día se descuelgan nuevas empresas. Gigantes como Uber, Ford o JP Morgan han declinado participar y medios como «CNBC», «Bloomberg» o «The New York Times» han avisado que no la cubrirán.

Buscar una coartada

En línea con las filtraciones anónimas a los medios, que se producen desde el 2 de octubre y que refuerzan la hipótesis del asesinato del periodista en el interior del consulado, la cadena CNN y el Times adelantaron que los saudíes trabajan en una coartada según la cual estarían dispuestos a admitir la muerte de Khashoggi como consecuencia de «algo que fue mal» durante el interrogatorio al que le sometieron. Esta versión de los hechos explicaría las palabras del presidente Donald Trump tras su última conversación con el Rey Salman, cuando puso sobre la mesa la posibilidad de que «elementos descontrolados» habrían podido cometer el crimen. Estos agentes de inteligencia habrían actuado sin el visto bueno del reino y serán quienes deberán pagar por la muerte del periodista, según esta versión de lo ocurrido.

La tensión entre los dos grandes aliados había subido demasiado en los últimos días, en los que Trump amenazó incluso con sanciones a Riad , y el viaje relámpago de Pompeo sirvió para calmar las aguas y unir los esfuerzos de ambos países a la hora de encontrar «la explicación menos mala posible» en palabras de Frank Gardner, corresponsal para temas de seguridad de la cadena BBC.

Por su parte, los analistas de los medios oficiales saudíes apelan a un complot urdido por Irán, Turquía, Qatar y los Hermanos Musulmanes para explicar el suceso . Analistas saudíes cercanos a la casa real como Khaled Batarfi, mostraron su enfado «por las continuas filtraciones anónimas» ya que «ambos países acordamos mantener el silencio hasta el final de la investigación. Nosotros lo estamos cumpliendo, los turcos no».

El pasado 2 de octubre las cámaras de vigilancia no captaron la salida de Khashoggi, pero sí recogieron cómo pocas horas después de su entrada al consulado un convoy de seis vehículos dejó el edificio y entró en el recinto de la residencia del diplomático . Antes de conocerse la huida del cónsul y debido a «la gravedad de la situación» la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, reclamó levantar «la inviolabilidad o la inmunidad de los locales y de los funcionarios» que podrían estar implicados en el caso.

Fuentes oficiales turcas, siempre bajo anonimato, han defendido desde el primer día la hipótesis del asesinato e incluso han asegurado que disponen de grabaciones que lo confirman, pero hasta ahora no se han hecho públicas. Los saudíes, sin embargo, niegan de forma tajante tener relación alguna con la desaparición y defienden que Khashoggi salió del edifico al término de sus gestiones. El caso ha provocado una gran conmoción internacional y la familia del desaparecido emitió un comunicado en el que pidió «la formación de manera urgente de una comisión internacional, independiente e imparcial para investigar la verdad sobre su desaparición y las noticias contradictorias sobre su muerte».

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