Daniel Ortega se proclama ganador, con el 74,99% de los votos, en unas elecciones sin competencia

Organizaciones independientes apuntan que la abstención rondó el 81.5%, una de las más altas en la historia reciente de Nicaragua

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, levanta el pulgar tras votar este domingo AFP | Vídeo: ATLAS

Francisco Villalta

Daniel Ortega y Rosario Murillo fueron los ganadores de la contienda antes de que el Consejo Supremo Electoral (CSE) diera los resultados. A eso de las 02:00 de la madrugada de este lunes, los magistrados que también son militantes del partido, sellaron la victoria de los sandinistas con un 74,99%, en un primer informe . Así, Ortega garantiza un cuarto periodo presidencial consecutivo, mientras que Murillo, su esposa, un segundo como vicepresidenta. Los comicios fueron tachados de «farsa», debido a que el régimen ordenó la encarcelación de siete aspirantes de oposición y más de 30 personas, entre ellas activistas, empresarios y líderes sociales.

La abstención —maquillada por el con un 34,66%— marcó toda la jornada, y es considerada como el castigo silencioso de los nicaragüenses . A pesar que el CSE asegura que en el país hubo una participación del 65,34% con menos de la mitad de las urnas escrutados, el observatorio independiente Urnas Abiertas arrojó un abstencionismo del 81,5%, una de las cifras más altas en toda la historia electoral del país. Los medios nacionales documentaron la poca participación de la población en los centros de votación, así como la presencia de militantes del partido en cada uno de los puntos.

La noche del domingo terminó con un sabor agrio para los nicaragüenses que se resienten de la recesión económica y la falta de libertades. Y otro de tímida victoria para los que simpatizan con el partido. La militancia leal al comandante Ortega salió antes de que el CSE dijera algo. Resguardados por la Policía Nacional y haciendo uso de todos los recursos del Estado, fue instalada una tarima en la Plaza de las Victorias, en el centro de la capital. Las banderas rojinegras y las nuevas canciones del partido estallaron a la medianoche, pronosticando lo que todo el país sabía con antelación: Ortega y Murillo se adjudicaron cinco años más en el poder, tiempo que pronostica ser difícil a pesar del control absoluto que ejercen. Desde ya, las elecciones no han sido reconocidas.

Las presiones son una realidad para el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que lleva 14 años consecutivos en la presidencia de Nicaragua, y controla cada aspecto y poder del Estado. Costa Rica fue uno de los primeros países en no reconocer los resultados de la «farsa electoral». El presidente Carlos Alvarado anunció a las 08:26 de la noche, sin que los resultados se dieran a conocer todavía, que su país no iba a reconocer la elección. «Costa Rica hace un llamado a la comunidad internacional para propiciar, entre todas las partes en Nicaragua, espacios de diálogo y negociación que permitan el restablecimiento de la democracia en beneficio del pueblo nicaragüense», aseguró el comunicado.

¿Qué hará la oposición nicaragüense?

Los opositores atraviesan una prueba definitoria. Los dos principales bloques del país ( la Alianza Cívica y la Unidad Nacional Azul y Blanco) divulgaron dos comunicados por separado en los que recalcaron la ilegitimidad del proceso electoral. Casi toda la dirigencia está encarcelada, fuera del país o en la clandestinidad debido a las masivas detenciones que el ejecutó contra ellos, incluso a las vísperas del proceso.

La Unidad Nacional desconoció los resultados del domingo en una conferencia de prensa en línea, con todos sus dirigentes exiliados. «Tal y como lo advertimos, Daniel Ortega se ha declarado ganador y pretende mantenerse en el poder un cuarto período, acompañado de su esposa Rosario Murillo, distribuyendo entre los suyos y los partidos satélites en la Asamblea Nacional», afirmó la agrupación refiriéndose a los cinco partidos que participaron en el proceso y que s on tachados de «colaboracionistas ». Los gobernantes ordenaron la detención de varios activistas dentro de este movimiento, incluido Félix Maradiaga , su candidato presidencial. El también politólogo fue apresado el 8 de junio en la capital. Es acusado de «conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional» junto a sus colegas opositores.

La Alianza Cívica, otro de los bloques que ha sido golpeado por la represión, aseguró en otro comunicado que el proceso «no cumplió con los estándares internacionales de calidad electoral. Se violó la Constitución Política y la Ley Electoral nicaragüense, así como los convenios internacionales en materia de derechos humanos firmados por el Estado». La Policía Nacional también ha encarcelado a varios miembros esta agrupación, incluido el aspirante presidencial Juan Sebastián Chamorro y José Adán Aguerri, expresidente del Consejo Superior de la Empresa Privada —patronal más grande país—.

Los opositores no han dejado en claro cuál será la estrategia a seguir, pero muchos apelan a concretar nuevos esfuerzos de unidad en el exilio. Las diferencias entre ellos fueron, para algunos analistas, las razones que fortalecieron a los sandinistas en el año electoral. Todos los intentos de concretar una alianza para enfrentar a Ortega fueron infructuosos debido a las diferencias ideológicas entre ambos grupos. En el ambiente persiste una excesiva confianza en que los recientes esfuerzos de la comunidad internacional harán que el régimen se vea presionado, hasta ceder a negociar una salida a la crisis. Sin embargo, hasta el momento no hay ningún indicio de que la estrategia vaya a funcionar sin la presión dentro del país.

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