Daesh mata con armas de 25 países, según un informe de Amnistía Internacional

La ONG pide a todos los estados que adopten un embargo total sobre las fuerzas gubernamentales sirias así como sobre los grupos armados de la oposición implicados en crímenes de guerra y contra la humanidad

MADRID Actualizado: Guardar
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El grupo armado Daesh, autodenominado Estado Islámico (EI), comete crímenes contra la humanidad y de guerra a escala masiva en Iraq y en Siria gracias en buena parte a saqueos de los arsenales del ejército iraquí, formados por armamento fabricado en al menos 25 países durante decenios de mala regulación de los flujos de armas hacia Iraq y de falta de control de este comercio, según afirmó este martes Amnistía Internacional (AI).

En un informe titulado ‘Haciendo balance. Armar al Estado Islámico’, AI explica, a partir del análisis de miles de vídeos e imágenes verificadas realizado por expertos, que los combatientes de este grupo utilizan armas (que fueron fabricadas y diseñadas en más de dos docenas de países, entre ellos China, Estados Unidos, Rusia y Estados de la UE, desde la guerra Irán-Iraq (1980-1988).

«La numerosa y variada gama de armas que está utilizando el grupo armado autodenominado Estado Islámico es un caso de manual de cómo el comercio irresponsable de armas da pábulo a la perpetración de atrocidades a escala masiva», destaca Patrick Wilcken, investigador sobre Control de Armas, Comercio de Seguridad y Derechos Humanos de Amnistía Internacional.

Al tomar Mosul (la segunda ciudad de Iraq) en junio de 2014, los combatientes de Daesh se hicieron inesperadamente con armamento de origen internacional del arsenal iraquí, entre ellas armas y vehículos militares fabricados en Estados Unidos, que utilizaron para controlar otras zonas del país, con devastadoras consecuencias para la población civil que las habitaba.

Amnistía destacó que la amplia variedad de tipos de armamento tomado y adquirido ilegalmente ha permitido que Daesh lleve a cabo «una terrible campaña de abusos», puesto que homicidios ilegítimos, violaciones, tortura, secuestro y toma de rehenes -a menudo a punta de pistola- han obligado a cientos de miles de personas a huir y convertirse en desplazados internos o refugiados.

El informe de AI documenta el uso por parte de Daesh de armas y municiones procedentes de al menos 25 países, aunque una gran proporción fueron originalmente armas suministradas al ejército iraquí desde Rusia, Estados Unidos y países del antiguo bloque soviético. Estos flujos de armas se financiaron con diversos trueques de petróleo, contratos del Pentágono y donaciones de la OTAN.

El arsenal

La mayor parte de estas armas han sido tomadas o filtradas de los arsenales de las fuerzas armadas de Iraq. Entre las armas avanzadas con que cuenta Daesh hay sistemas portátiles de defensa antiaérea (Manpads), misiles guiados antitanque y vehículos blindados de combate, así como rifles de asalto como la serie AK, de fabricación rusa, y los M16 y Bushmaster estadounidenses.

Amnistía internacional asegura que la mayoría de las armas convencionales que utilizan los combatientes de Daesh datan del periodo comprendido entre la década de 1970 y la de 1990, e incluyen pistolas, revólveres y otras armas pequeñas, ametralladoras, armas antitanque, morteros y artillería, en tanto que son habituales los rifles tipo Kalashnikov de la época de la Unión Soviética, sobre todo de fabricantes rusos y chinos.

«Esto vuelve a demostrar que las medidas de evaluación y mitigación de riesgos en la exportación de armas a regiones inestables exigen un análisis exhaustivo y a largo plazo, que deberá incluir la evaluación de si las unidades del ejército y las fuerzas de seguridad son capaces de controlar realmente los arsenales y cumplen las normas del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos», comenta Wilcken.

Fabricar su propio armamento

Además, Amnistía indica que los combatientes de Daesh y otros grupos armados también han recurrido a fabricar su propio armamento improvisado en burdos talleres. Ejemplo de esta práctica son morteros y cohetes, granadas de mano improvisadas, dispositivos explosivos improvisados (bombas caseras) tales como automóviles-bomba y armas trampa, e incluso municiones de racimo reutilizadas, un arma prohibida internacionalmente. En algunos casos, los dispositivos explosivos constituyen minas terrestres prohibidas por la Convención sobre la Prohibición de las Minas Antipersonales. «La corrupción endémica del ejército iraquí, así como la falta de controles estrictos sobre los arsenales y el seguimiento de armas implicaron el peligro constante de que tales armas se desviaran a grupos armados, incluido el Estado Islámico», apostilla Amnistía Internacional.

Por ello, Amnistía recomendó «aprender de los sucesivos fallos del pasado» y tomar medidas urgente para evitar una futura proliferación de armas en Iraq, Siria y otros países y regiones inestables, y pidió a todos los países que adopten un embargo total sobre las fuerzas gubernamentales sirias así como sobre los grupos armados de la oposición implicados en crímenes de guerra, contra la humanidad y otros abusos graves contra los derechos humanos. Además, propuso que los países adopten una norma de «presunción de denegación» de las exportaciones de armas a Iraq, lo que significa que las transferencias sólo podrían realizarse tras una estricta evaluación de los riesgos, con una sólida inversión en controles previos y posteriores a la entrega.

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