Carmen de Carlos

Cristina versus Macri

El Gobierno de Macri siempre apostó -y apuesta- a una final electoral polarizada con su antecesora en las urnas

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Una vez más la política argentina demuestra que es el arte de lo posible y de lo imposible, también. Cristina Fernández, expresidenta y actual senadora, con orden de detención que evita blindada por sus fueros, dejó en shock a la población al anunciar su candidatura a vicepresidenta en las elecciones de octubre. La viuda de Néstor Kirchner renuncia a ser la número 1 en la «fórmula electoral» y cede ese puesto a su exjefe de Gabinete, otro Fernández (Alberto). La opción, anunciada por «ella», no estaba en las previsiones de ningún analista. Imaginar un menú con «Cristina» de segundo plato, dada su personalidad, no pasó por la imaginación de nadie (salvo de ella) pero más sorprendió que eligiera para volver a entrar a la Casa Rosada a un hombre que jamás ha tenido tirón electoral, mantiene unas relaciones «aceitadas» con empresas como Repsol y dijo de su último Gobierno cosas como “es dificilísimo encontrar algo virtuoso” y «al kirchnerismo no hay que matarlo, hay que superarlo».

La decisión de CFK sacudió también los cimientos erosionados de Cambiemos, la coalición en seísmo permanente que lidera Mauricio Macri. El mensaje deslizado de inmediato por Marcos Peña, su jefe de Gabinete y eterno hombre fuerte del Gobierno, fue: «A nosotros no nos cambia cómo se organiza la oposición». Verdad a medias o mentira incompleta, las cosas cambian y han cambiado. Lo que falta saber es si serán para bien (posiblemente) o para mal de un «macrismo» que ha fracasado en su intento de mejorar la vida de los argentinos y está forzado a cambiar su estrategia de campaña.

Entre la avalancha de sondeos con la que castigaban a los argentinos, antes de «la noticia», algunos advertían la posibilidad de que la expresidenta ganara las elecciones pero esa tendencia había comenzado a revertirse. El Gobierno de Macri siempre apostó -y apuesta- a una final electoral polarizada con su antecesora en las urnas. Figure en primer o en segunda posición, la pelea es Cristina versus Macri.

Los gurús de la comunicación están convencidos de que a la hora de votar pesará más el espanto del recuerdo de «Cristina» que el amor, por descarte, a Macri. Dicho esto, para tener claro el tablero electoral, aún faltan por conocerse nombres de candidatos (peronistas), ver si aclara la economía, sentir si moja la lluvia de millones de la soja y frenar una inflación que llegó al 50 por ciento. El panorama, en cualquier caso, es gris y el menú, difícil de digerir pero, la suerte no está echada. Hay tiempo para que despeje.

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